Anika entre libros

La mujer que no envejecía

Ficha realizada por: Mila L. Castelo
La mujer que no envejecía

Título: La mujer que no envejecía
Título Original: (La femme qui ne vieillissait pas, 2018)
Autor: Grégoire Delacourt
Editorial: Maeva
Colección: Éxitos literarios


Copyright:

© 2018, Éditions Jean-Claude Lattès

© 2021, Maeva Ediciones

Traducción: Rosa Alapont
Edición: 1ª Edición: Enero 2021
ISBN: 9788417708863
Tapa: Blanda
Etiquetas: amor contemporánea crisis drama narrativa literatura francesa novela corta secretos emociones juventud sentimientos
Nº de páginas: 180

Argumento:

Con 13 años Betty ve cómo cambia su vida tras la muerte de madre a la edad de 35 años; a pesar de eso trata de llevar una vida normal, como cualquier muchacha de su edad.

Con 35 años una serie de fotos le hace conferir una ligera sospecha: Lleva varios años siendo igual, no envejece.

Año a año sigue comprobando que su físico aparenta el de una mujer de 35 años, pero todo a su alrededor sigue notando el paso del tiempo: su padre, su marido, su hijo. Sin embargo, su cuerpo interior sigue rigiendo el transcurrir de la edad verdadera.

Lo que para muchos sería una bendición para Betty se convierte en una maldición que tratará de ocultar todo el tiempo que pueda. Pero los años pasan y su secreto quedará revelado con todo lo que ello conlleva.

 

Opinión:

 

Estamos ante una novela narrada en primera persona que nos muestra el transcurrir de la vida y del paso del tiempo de Betty, una mujer que en su madurez será la envidia de muchas otras por conseguir mantener su juventud; pero que lleva por dentro los pequeños golpes de la vida y el miedo a un futuro en que quede de manifiesto su problema: desde los treinta años su cuerpo físico se ha congelado en el tiempo, sin embargo, su interior sí sigue envejeciendo.

Durante las primeras 77 páginas vemos cómo transcurre la vida de Betty hasta los 35 años, deteniéndose en aquellos momentos que le dejaron huella; como la muerte de su madre, cuando tenía 13 años, lo que dejó un amargo de recuerdo que perdurará a lo largo del tiempo; sus primeros amores, la boda de su padre, su matrimonio, el nacimiento y crecimiento de su hijo…

Con treinta años posa para una fotografía perteneciente a un proyecto que refleja el paso del tiempo. Todos los años el mismo día, y si es posible con la misma ropa, tendrá que hacerse una fotografía con la misma pose.

Al cumplir 35 años, observando todas las fotografías juntas, se da cuenta de que su aspecto sigue siendo el mismo; pero, aunque surge una ligera sospecha en su mente, aún no le da importancia; sin embargo comienza a observarse y a mirar con detenimiento todas las fotografías que se va realizando para el proyecto.

Cuando su sospecha se confirma empieza a temer su futuro. Vemos, en ese momento, a una Betty que vive temerosa de que alguien descubra que su físico se ha congelado en el tiempo. Empieza a pensar en cómo podrá afectar en sus relaciones con las personas de su entorno más cercano, sobre todo con su marido. En su mente se refleja un futuro de un marido anciano y ella permanentemente joven. ¿Será capaz de mantener su matrimonio con el paso del tiempo, cuando su pareja descubra la verdad?

Mientras puede mantiene su secreto de eterna juventud con la excusa de buenas cremas y rutinas para mantenerse joven.

Lo que muchas mujeres miran con envidia, Betty lo vive con terror. Ese transcurrir del tiempo viendo como éste pasa por todos los seres a los que aprecia mientras ella se mantiene igual, le hará vivir experiencias dolorosas y tomar decisiones drásticas.

El autor muestra a la perfección ese deseo de mantenerse joven, pero también que no hay nada mejor y más hermoso que el transcurrir del tiempo. Un tiempo que deja en los rostros y el cuerpo arrugas y cicatrices, reflejo de una vida pasada y muestra de que poco a poco se llega a un fin. Un fin de una época, de un momento, de una etapa que es bueno mantener en el recuerdo, pero hay que dejar pasar.

Al final, la idea que nos transmite es que el don de la eterna juventud no es tan maravilloso como se podría esperar, sobre todo si solo lo puede disfrutar una única persona.

Es una novela bien estructurada, ligera y que se lee fácilmente, prácticamente del tirón. El lector podrá vivir plenamente los estados emocionales por los que pasa la protagonista y sentirlos en su interior.

Sin embargo, el final no me ha convencido. Me ha parecido precipitado, sin explicación, carente de algo que lo motivase.

 

Mila L. Castelo

 

 

 

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