Anika entre libros

Dulce perdón

Ficha realizada por: Mar Gázquez
Dulce perdón

Título: Dulce perdón
Título Original: (Sweet Forgiveness, 2015)
Autor: Lori Nelson Spielman
Editorial: Umbriel
Colección: Umbriel narrativa


Copyright:

© 2015, Lori Nelson Spielman

© 2015, Ediciones Urano, S.A.U.

Traducción: Núria Martí Pérez
Edición: 1ª Edición: Octubre 2015
ISBN: 9788492915729
Tapa: Blanda
Etiquetas: acoso escolar entretenimiento romance drama novela dramática mujeres novela novela dramática novela romántica programas de televisión abusos sexuales traumas shows televisivos madres e hijos abuso de menores relaciones familiares moralina
Nº de páginas: 352

Argumento:

Hannah Farr es una joven periodista que presenta su propio programa de televisión en Nueva Orleans, su novio es el alcalde de la ciudad y pretende presentarse a Senador… En definitiva, todo parece sonreírle en la vida; hasta que aparece Fiona, una abogada que está revolucionando el país con una idea a la que llama las Piedras del Perdón y que consiste en enviar dos piedrecitas junto con una carta pidiendo perdón a alguien a quien se haya hecho daño, y en la que a su vez se solicita al destinatario que pida perdón a otra persona.

Fiona y Hannah ya se conocían. Cuando estudiaban en el colegio, Fiona era la típica acosadora que tenía a Hannah totalmente intimidada, y es por eso que trata de obtener su perdón enviándole las famosas piedras.

Hannah no está por la labor de perdonar y decide ignorar el asunto por completo, pero más adelante, cuando ve el éxito que está teniendo la famosa idea, decide sacar provecho del tema para conseguir más audiencia en su programa.

El problema surge cuando se ve en la tesitura de exponer públicamente su vida y sobre todo, cuando se enfrenta a tener que perdonar no solo a Fiona, sino a otra persona mucho más importante, su madre, con la que lleva años sin hablarse por unos hechos traumáticos ocurridos cuando Hannah era una niña.

 

Opinión:

 

Segunda novela de Lori Nelson Spielman, escritora americana que con su primer libro, "Mi lista de deseos", obtuvo un gran éxito de ventas.

Quien haya leído su primera novela sabrá reconocer en esta las similitudes con la anterior, tan evidentes que salta a la vista la intención de aprovechar el tirón comercial de la primera.

Se trata de novelas comerciales, frescas, ligeras, con diálogos fluidos y expresivos, desprovistas tanto de hondura intelectual como de ambición literaria y que pretenden dejar al lector con la sensación de que el mundo es en realidad un lugar maravilloso; historias cargadas de buenos propósitos que agradarán a los que busquen en una lectura una buena dosis de ánimo.

La protagonista vuelve a ser una mujer joven y de gran éxito profesional que a raíz de un detonante, en este caso la cadena de las Piedras del Perdón que ha puesto de moda su antigua compañera del colegio, se tendrá que enfrentar a los fantasmas del pasado, lo que la llevará a su vez a una búsqueda de sí misma, en especial cuando se ve en el dilema de tener que perdonar a su madre por un suceso que tenía arrinconado en su memoria y que ocurrió cuando la protagonista era menor de edad.

En la novela hay romance, amistad, desengaños, relaciones de familia, problemas laborales, descubrimientos y revelaciones (al estilo de los melodramas de sobremesa) y un exceso de moralina, así como actitudes que para muchos resultarán anticuadas y puritanas, como que la protagonista esté obsesionada todo el tiempo con que su novio, el alcalde, le pida matrimonio.

Si en "Mi lista de deseos" una de las cosas que más me gustó fue la resolución del asunto amoroso, sorprendente a la vez que satisfactoria, en esta ocasión la autora ha pretendido dejar al lector estupefacto con la verdadera identidad de uno de los protagonistas masculinos (llamado RJ) en un giro, sin embargo, tan inverosímil como descabellado.

La idea de la concesión del perdón como sanador de todos los males de este mundo resulta bonita y sin duda deseable, pero ocurre que la autora introduce un tema demasiado espinoso, los abusos a menores, y lo trata de manera ligera, superficial (en cierto modo, hasta dañina), sin matices, como si todo fuera de lo más sencillo, de cuento de hadas, y no hubiera consecuencias. Tratando de buscar que la historia cuadre y que su idea del perdón triunfe a toda costa, la autora nos presenta a la víctima como si en realidad fuera la mala de la película y la culpable de las desgracias de los verdugos en un juego del todo desatinado que no me ha agradado lo más mínimo y que ha hecho que el balance final de la lectura sea negativo.

Mar Gázquez

 

 

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