Drácula

Opinión:

Cristià Serrano

Los vampiros ya "existían" en la narratología literaria cuando Bram Stoker asió su pluma y rasgó las primeras líneas de este súper clásico de finales del siglo diecinueve que traspasó cualquier barrera inimaginable. Seguramente ni el propio autor pudo figurarse que su inspiración en Vlad el Empalador y en esos seres monstruosos de la noche y con reminiscencia murciélaga se convertiría en todo un hito cultural que trascendería más allá de la literatura. ¿A quién no le resulta familiar el nombre de Drácula? ¿Quién no sabe lo que es un vampiro y cuáles son sus virtudes y defectos?

La novela ya de por sí arrasó en Europa y pronto se alzó como una de las mejores novelas de terror de siempre antes de que el cine acabara de inmortalizarla. Su ambientación y sus formas narrativas tienen principalmente la culpa, además de presentar un personaje complejo y misterioso que cautiva a cualquiera. Todo lo que gira en torno a Drácula se produce con un mistificación tal, que, a medida que la obra avanza, su figura se erige como un ser tan desconocido, erótico y entrañable que uno no puede dejar de leer. Además, la escogencia de relatar a través de diarios y cartas (algo que puede evocar narraciones similares en otros clásicos de la literatura de terror, como "Frankenstein o el moderno Prometeo") contribuye a la elevación de la tensión y del atractivo de la historia. Comparten narración, por lo tanto, variopintos personajes con puntos de vista y acontecimientos diferentes. De esta forma, así, pese a que el lector sea ducho en todo lo relacionado al conde Drácula y a los vampiros, se encontrará con una pedazo de obra, intrigante, de principio a fin. Las ambientaciones son fantásticas, aterradoras, escalofriantes, con descripciones muy minuciosas, meticulosas y extensas. Además de todo esto, el lector, si lee detenidamente, descubrirá costumbres victorianas, el papel de la mujer o la Europa del Este.

Quizá, como único pero, las narraciones se alargan de tanto en cuanto, lo que requiere mucha paciencia ya que en ciertos momentos la historia se desarrolla lentamente o a veces se estanca directamente. 

Como anécdota, se han realizado multitud de películas basadas en la novela, mas prácticamente una de sus más tardías fue la que mantuvo una cierta analogía con la novela. Hablamos de la película "Drácula de Bram Stoker", con un reparto de lujo (Wynona Ryder, Gary Oldman, Keanu Reeves, Anthony Hopkins). De todos modos, Francis Frod Coppola, su director, cambió ciertas partes para darle un toque romántico, hasta el punto de inventarse el principio y cambiarle el final. Ganó tres Óscars.

Un súper clásico. Si no se ha leído, ahora es el momento.

Cristià Serrano

Anika Lillo

Leí hace ya muchísimos años "Drácula" de Bram Stoker, en una vieja edición de bolsillo de la editorial Bruguera. Recuerdo que era un libro de mi pareja (hoy mi marido) pero que él no quería leer porque pensaba que le daría miedo. Quién dijo miedo. Mi tema favorito.

Y lo que me encontré fue no sólo una novela de terror si no también una solapada historia de amor y deseo, de ansia, de horror también, de inmortalidad, y gótica, muy gótica. Y esos escenarios tétricos de los Cárpatos... Ay, qué gusto de novela. Para más inri a mí no me gustan las historias de vampiros pero "Drácula" sí me gustó. Debo decir que yo soy fan absoluta de la novela gótica vampírica en general no moderna: Sheridan Le Fanu, Théophile Gautier, E.T.A. Hoffman, Guy de Maupassant, Edgar Allan Poe o Charles Maturin... no tanto Charles Nodier. La más actual no me llamaba tanto la atención.

Con el tiempo descubrí que la película más fiel a la novela era la protagonizada por Gary Oldman, Keanu Reeves y Winona Rider, (aunque potenciara la parte romántica) convirtiéndose esta también en una de mis favoritas de la época. Reconocedlo, Gary Oldman se sale en esa película. Eclipsa a otro grande, Anthony Hopkins.

Todo aquello de si se hizo enfarragoso leerla, si se ralentizaba o necesitaba concentración que comenta Cristià, confieso que hoy no lo recuerdo. Tan sólo me quedó la sensación de haber leído una novela maravillosa, tétrica pero llena de amor, obsesión y desesperación (ay, ese pobre Jonathan Harker engañado en los Cárpatos).

Desde luego la recomendaré siempre, porque es de esas que no se olvidan, una de las mejores.

Anika Lillo