doble o nada

Opinión:

La lectura del libro de relatos " Doble o nada" toca una fibra sensible, agita el pensamiento. En muchos de ellos nos encontramos con algo de nosotros mismos, lo que siempre produce cierto escalofrío. Hay que parar la lectura porque queremos mirarnos en el espejo más próximo. 

Inmersos en las historias que nos ofrece es inevitable el efecto provocado: nos ha generado no pocas preguntas en torno al concepto de identidad, si somos lo que mostramos  a veces, si somos el otro en realidad, y sin duda si somos lo que queremos en una sociedad que nos diluye.

El espejo como objeto fuertemente ligado a la figura del doble, recrea un nuevo mundo en aquello que está reflejando. El espejo como obsesión, como reflejo sin objetividad, imagen devuelta con sentimientos o sensibilidad. ¿Imagen aceptada? ¿Imagen real en la que no nos reconocemos?

¿El doble es imagen solamente? No, el doble es también palabra y es doloroso. Provoca rencor y miedo, nos cuenta lo que no se quiere oír, no solamente lo que no se quiere ver. Y por su puesto a la inversa.

¿Qué imagen nos devuelve el espejo cuando nos miramos en él, cuando nos atrevemos a sostener la mirada en el reflejo que origina? ¿Qué recuerdos olvidados sería capaz de susurrarnos al oído nuestro propio doble? ¿Quién no ha dudado alguna vez de la imagen que nos devuelve el espejo?

Porque cuando pensamos en la figura del doble lo mínimo que sentimos es inquietud. La aparición del doble en nuestras vidas nos genera un conflicto interior, un desasosiego. La idea de alguien distinto de nosotros mismos proyectado en nuestra sombra, nuestro reflejo o nuestras huellas no deja de producirnos cierta ansiedad. Cuestionado todo esto quedará la incertidumbre de saber si somos doble o nada.

¿Quién camina a nuestro lado? ¿Una réplica, mi alma gemela, mi idéntica imagen, mi enemigo vengador, mi suplantador, mi ideal, un fantasma deseado, mi vida antes de nacer, mi muerte antes de morir? Quién sabe. Quizás algún día se nos rebele el secreto que nuestros dobles guardan para nosotros, aunque de momento no podamos conocerlo.

Quizás la figura del doble está más presente en nuestras vidas de lo que nosotros pensamos, pero lo que nos sucede es que no lo percibimos. O puede que simplemente sea parte de nuestro subconsciente que en ciertas situaciones deja florecer aspectos escondidos de nuestra personalidad. Un misterio al fin y al cabo.

¿Existe realmente la primera persona del singular? Tal vez el doble sea un invento para sobrevivir, una manera de fabular en nuestra vida, de explicar comportamientos propios.

El poder del doble en ocasiones marca la trayectoria de vidas prolongadas como espejos que quieren mutilarse para evitar la repetición de errores propios. Pero no hay dos vidas iguales, ni dos personas iguales, esas "idénticas" tendrán sus otros dobles que bifurcarán senderos. Otros dirán que somos otro,  pero quien identifica a su doble sabe que hay "miradas sin ojos". Por otra parte el ejercicio mismo de escritura implica desdoblamiento. El que se enfrenta al papel en blanco es otro.

Numerosos escritores a lo largo de la historia se han visto atraídos por escribir en torno a la figura del doble. Desde Dostoievski, Oscar Wilde, Edgar Allan Poe, Borges y más recientemente José Saramago con " El hombre duplicado" o Enrique Vila-Matas se han atrevido a transitar por el inquietante mundo de la idea de multiplicidad del sujeto.

¿Tenemos todos un doble?
 
Fermina Daza & Juan Salas Villanueva