Divorcio en el aire

Opinión:

Cuando publicó esta novela, Gonzalo Torné (Barcelona, 1976) venía de ganar el premio Jaén de novela con Hilos de sangre, una novela muy interesante y bien recibida. "Divorcio en el aire" vino a consolidar entonces unas expectativas en un autor que no cesaba de dar alegrías en forma de buenos textos. El interés por su literatura de esos años ha derivado en esta integración en la selecta colección Compactos de Anagrama.

"Fuimos al balneario para salvar lo que queda de nuestro maldito matrimonio", es la frase de inicio que Gonzalo Torné elige para iniciar la narración y en la que ya contiene lo que más nos va a interesar desde ese momento. El origen del desequilibrio de Joan-Marc, nuestro protagonista, debe ser claramente buscado en la propia desestructuración de la familia de la que viene. Todo apunta hacia ello en la narración de esta novela bien contada, escasa en diálogo pero llena de ideas, en forma de digresión o teorización de los usos y problemas de la vida contemporánea. Encontramos al protagonista pasados los cuarenta, y dotado de una personalidad que no le hace nada sencilla la relación con los demás: puede ser fácilmente tachado de machista y homófobo. Trata de arreglar su matrimonio al tiempo que lucha contra unos problemas de salud, lo que añade alguna complicación más a la ya de por sí espesa madeja.

Desde su origen catalán, Gonzalo Torné deja a lo largo de la novela alguna que otra humorada sobre las comparaciones entre Madrid y Barcelona, porque si bien la rivalidad lógica entre estas ciudades es materia eterna, el libro surge en un momento de la historia de nuestro país en el que ese debate estaba más en la calle que nunca.

Los prejuicios ahogan a nuestro narrador y le hacen muy difícil cada estadio de su vida. La novela contiene así un valor catártico, esclarecedor de las dificultades de la vida. Resulta un análisis certero y bien narrado de una vida truncada a la que no va a resultar nada fácil no ya olvidar el pasado y salir del presente, sino continuar mirando hacia adelante con las suficientes fuerzas para prolongar el camino.

El añadido del prólogo a cargo de Bob Pop (sobrenombre del crítico televisivo Roberto Enríquez), aunque breve, es un pórtico a la lectura adecuada y que sobre todo regala frescura necesaria para la carga que vendrá después.

Rafael Ruiz Pleguezuelos