fui hija de supervivientes del holocausto
Título: fui hija de supervivientes del holocausto
Título Original: (i was a child of holocaust survivors)
Autor: Bernice Eisenstein
Editorial:
Literatura Random House
Colección: Reservoir Books
Copyright:
© 2006, Bernice Eisenstein texto e ilustraciones
© Random House Mondadori
Etiquetas:
Argumento:
Bernice
Eisenstein nació en 1949 en Toronto (Canadá), poco después de
que sus padres llegaran allí desde Auschwitz. El libro, "Fui hija
de supervivientes del Holocausto" fue premio
Canadian Jewish a la mejor mémoire del 2007. ¿Y
qué cuenta Bernice
y por qué el interés de la obra?
Bernice
se pregunta toda su vida
si sus padres serían distintos de no haber pasado por el
Holocausto porque esto, a ella, le afecta sobremanera. El
carácter de su padre, poco dado al cariño visible, serio, a menudo
enfadado, y constantemente en contra de la forma de pensar o actuar
de la propia Bernice,
le hace sospechar que quizá, de no haber sufrido
el nazismo en su piel, él sería de otra manera. Con las mujeres
de la familia ocurre igual, ellas se dedican con intensidad a sus
maridos, a tratarles bien, a darles todo lo que tienen, a mimarles
a conciencia. Y aquí entra la soledad y la incomprensión de
Bernice, que se ve invisible, que no es protagonista de nada porque
ella no sufrió el Holocausto, y que sin embargo ese hechos le
afecta prácticamente siempre.
Mientras relata retazos de su vida, la forma en que sentía y el por
qué, nos va
contando lo que vivió su familia en el Holocausto. Al tiempo
que ella lo descubre, como un ente invisible al que no hacen caso,
nosotros somos testigos de las reuniones de judíos que se
encuentran para ponerse al día de las resoluciones que se van
tomando sobre el Holocausto.
Opinión:
"Fui hija
de supervivientes del Holocausto" es una especie de
"
Maus" femenino. La autora también ilustra su libro, pero
no es un cómic,
aunque hay algunas páginas que sí son viñetas y que muestran cómo
se siente ella. A veces hay que hacer un esfuerzo para entender la
relación entre esas viñetas y lo que está contando porque salen de
lo más profundo de su alma y ella las transmite como sabe hacerlo,
de una forma distinta a su narrativa.
También, y a menudo, incluye palabras yiddish donde, en ocasiones,
aprovecha para poner a continuación lo que significan para que lo
entendamos, pero no lo hace siempre, por lo que hay momentos en que
no entiendes el significado, pero la narración continúa con el
mismo interés.
La relación más importante y que más afecta a Bernice
es, sin duda, la que tiene con su padre. Le adora y no se siente
del mismo modo correspondida, y se pregunta si hubiera sido
distinto de no haber existido el Holocausto.
Él ahora es un jugador, tiene un problema que quizá no tendría de
haber vivido otra vida. Así lo ve Bernice
en todo lo que hace, sin embargo sueña con él como si fuera un
héroe.
Bernice
define el Holocausto como una droga,
una droga de la que sus propios padres son traficantes porque se la
inyectan en vena sin suponer que este hecho le afectará de por
vida. Al mismo tiempo y en busca de algo de protagonismo -porque se
siente invisible-
ella misma, siendo niña, aprovechará este hecho para ser popular
(Eh, tú, yo soy distinta. Mis padres estuvieron en Auschwitz.
¿Tienes algo que pueda superar eso?. Página 21). Además, el
yiddish es el habla habitual en la casa entre los familiares, y
nadie se pregunta si Bernice entiende o no lo que dicen. Pero ella
aprenderá a descifrarlo y se sentirá más imbuida en la historia del
Holocausto.
En sus padres existe una pequeña contradicción que, supongo que al
igual que yo, la propia Bernice
no comprendería bien. ¿Si tanta necesidad tenían de que nadie
olvidara lo que habían pasado, por qué se cambiaron el nombre al
llegar a Canadá? Beryl o Barek se acaba llamando Ben, sus tías
Binche y Chana son ahora Bina y Hannah, su abuelo Mordechai se
llama ahora Motel… y así todos.
En el libro, Bernice
Eisenstein hace memoria de sus recuerdos desde su niñez hasta
cuando ya es una mujer casada, siempre interesada en saber y
comprender, y parte de esa droga que le inyectan sus padres se
complementa con la literatura y el cine. El campo de concentración
que aparece en "
La lista de Schindler", Plaszow, fue uno de los que
estuvieron su padre y su tío. Los chutes de la droga del holocausto
se agudizan con libros que lee y a veces relee,
como "El último justo" de André
Schwarz-Bart, o autores como Primo
Levi.
En resolución: Bernice
busca lo que ha perdido, porque sabe que de no haber estado sus
padres en el Holocausto, ella habría tenido otra vida, y la busca
desesperadamente del mismo modo en que busca respuestas y termina
aceptando y entendiendo, aunque tarde.
Por otro lado el libro tiene una estética bonita, cuidada y
curiosa. Es en tapa dura y se lee muy rápido. Las ilustraciones no
siempre tienen un significado directo con el texto -es casi más
necesario que sea
el lector quien se aproxime a ella y entienda lo que tenía en
mente Bernice cuando los dibujó, quizás así la entienda
mejor-.
Sin duda, muy recomendable. Sientes la incomprensión, la esperanza,
el deseo y las dudas de Bernice
Eisenstein desde su niñez. Te involucra en su vida con su
narrativa.
Frases de esta opinión pueden utilizarse libremente en otros medios para promoción del libro, siempre que no se varíe y se mencionen al autor de la misma y al medio anikaentrelibros.com
Comentario de los lectores:
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