Daniel es muy amable / Ágata está de mal humor

Opinión:

"Daniel es muy amable" y "Ágata está de mal humor" son dos cuentos para niños a partir de 3 años, escritos e ilustrados por Jedda Robaard.

Ambos pertenecen a la colección "Crecemos juntos", de Edelvives. Su diseño es pequeño, de 200mm x 200mm y con las páginas de cartón, con los cantos redondeados, para evitar que los niños se hagan daño. Es un diseño muy adecuado y resistente para el manejo de los pequeños.

Las ilustraciones que encontraremos en ambos son muy tiernas e infantiles. Sus colores son suaves, y de tonos pastel, me han recordado mucho a los típicos dibujos en la ropita de los bebés. Los trazos son sencillos y no muy marcados, por lo que los colores adquieren más importancia. Las ilustraciones son a página completa y acompañan a la perfección al texto, siendo un soporte para que los niños más pequeños sigan la historia a través de ellas. Cada página incluye una frase, en letra mayúscula, de diferentes tamaños y estilos, para facilitar la lectura para los niños que comienzan a aprender a leer.

Los personajes son animales, en el caso de "Daniel es muy amable" es una cebra, y en "Ágata está de mal humor" es una pequeña leona. A lo largo de la historia salen otros personajes, como una jirafa, un oso o un ratoncito. En su gran mayoría, los cuentos de animales llaman la atención de los niños, por lo que se pueden divertir un montón con estas historias.

El cuento narrado en cada uno es sencillo y con un vocabulario adaptado para que los niños lo comprendan mejor. Jedda Robaard ha preferido centrarse en transmitir a los niños los sentimientos que pueden tener derivada de una situación.

Por ejemplo, en "Daniel es muy amable", los pequeños lectores aprenderán la importancia de ayudar a los demás, y que esa acción es recíproca. Es decir, si tratamos bien a los demás y los ayudamos, los demás también lo harán con nosotros cuando lo necesitemos.

Es muy común en los niños que no quieran prestar sus juguetes pero sí pueden querer jugar con los de los demás, pues con la pequeña cebra Daniel los niños pueden aprender que si esperan algo de los demás, que les presten algo o les ayuden en algo, ellos también tienen que hacer lo mismo cuando tienen la oportunidad. Jedda Robaard también menciona el hecho de cuidar los juguetes que los demás prestan y de jugar o leer juntos, para que de esa manera los niños se relacionen con los demás.

Por el contrato, con "Ágata está de mal humor" los niños pueden aprender a lidiar con ese sentimiento de frustración que en la mayoría de las ocasiones deriva en mal genio o en una pataleta.

La pequeña leona Ágata tiene un mal día, no puede desayunar lo que le gusta, no puede jugar con su triciclo y además ¡se tropieza y se cae! Unos ejemplos que pueden ser muy similares en el día a día si los niños no consiguen lo que quieren y al igual que Ágata, tienen una pataleta, lloran y se enfadan con los demás, llegando a tratarlos mal.

El enfoque que da la autora me parece acertado, pues los niños verán que una pataleta no sirve de nada más que para hacer daño a los demás, hay que saber reconocerlo e ir a pedir perdón. Pero también aprenderán que en ocasiones es necesario pararse a tener esa pequeña pataleta y llorar para liberar esa frustración y ese enfado, que no es nada malo llorar. Lo importante es levantarse y seguir adelante. Por otro lado, también pueden ver que tener un enfado es normal, por lo que si un amigo, su hermano, o incluso papá y mamá están mal, ellos pueden hacer como los amigos de Ágata e intentar ayudar, tanto durante como después del enfado, al igual que los amigos de Ágata la perdonan, ellos también lo tienen que hacer.

Tanto con "Daniel es muy amable" como con "Ágata está de mal humor" los niños aprenderán a reconocer y compartir sus sentimientos con los demás y poder hablar de ellos con un adulto, por ejemplo. Cada historia da pie también a que los niños reconozcan en las acciones de Daniel o Ágata algunas personales, y puedan reconocer si actuaron bien o no, y los motivos, o cómo tendrían que haberse comportado.

Vane Gómez