Cupido tiene las alas de cartón

Opinión:

No sé si Raphaëlle Giordano ha patentado este tipo de obras que yo solo le he leído a ella, pero, desde luego, lo que sí ha conseguido es convertirlas en su marca personal. Si aún no has leído "Tu segunda vida empieza cuando descubres que solo tienes una" o "El día en que los leones comerán ensalada verde", puede que no sepas de qué te hablo. Si las has leído, está todo dicho: "Cupido tiene las alas de cartón" sigue la misma senda que las dos obras anteriores de la autora, ambas con gran tirón literario y de ventas por todo el mundo.

(Si leíste las dos obras anteriores, sáltate este párrafo. Si no, quédate y te explico de qué va esa marca personal de la que hablaba antes). Giordano no escribe novelas al uso. Sí, hay una trama (en este caso bastante liviana; en el caso de la anterior, me parece que un poco más armada) y hay unos personajes, pero lo importante no es lo que les pasa sino su evolución psicológica. De esta manera, vemos cómo se enfrentan a un problema, reflexionan profundamente sobre ello y logran hallar una solución que desemboca en el final de esa trama novelesca. Pero (y ahí está la gran diferencia de esta autora con respecto a otras) esa reflexión y ese camino están trazados de tal manera que se podrían aplicar a cualquiera. Vamos, que en vez de una novela, pudiéramos pensar que estamos ante un libro de autoayuda camuflado o ante un programa de coaching y autosuperación envuelto en trama literaria.

En este caso, esta supremacía de lo psicológico frente a lo literario me ha parecido aún mayor que el caso de "El día en que los leones comerán ensalada verde". En "Cupido tiene las alas de cartón" todo está pensado para hacernos reflexionar sobre cuál es la mejor manera de amar y la necesidad de conocerse (y quererse) a uno mismo antes de iniciar la aventura de querer a nadie. Y ese es un camino difícil y que no todo el mundo transita. De ahí, que Giordano se convierta en una suerte de ángel de la guarda que vaya guiándote (a Meredith, la protagonista, pero también al lector interesado en probar suerte con la propuesta de la autora) en ese camino de autoconocimiento.

Tanto es así, que el libro se cierra con una especie de anexo final (ya sí alejado totalmente de lo literario y volcado en lo psicológico) en el que la autora invita al lector a caminar a través de los cinco pasos que Meredith recorre a lo largo de la novela: "Entre yo y yo" (es decir, conocerse a uno mismo para llegar a quererse), "Entre yo y el otro" (reflexionar sobre el objeto de nuestro afecto, qué nos une, cuáles son sus virtudes y sus defectos… para crear un vínculo fuerte y duradero), "Entre yo y el mundo" (organizar nuestra relación con lo que nos rodea como manera de reforzar el vínculo con la pareja), "Mis decisiones" (fase en la que acabaría el proceso de análisis y comenzaría el de aplicación, puesto que supone tomar y llevar a cabo una serie de decisiones que nos ayuden a conseguir el objetivo) y "Mis resultados y victorias" (nótese el enfoque positivo y centrado en la consecución de objetivos, si es que uno ha realizado bien el proceso).

Pero no solo eso. Como buena creativa y coach no solo en el plano psicológico sino también en el de la creatividad, Giordano propone en el tramo final de la obra que realicemos "El organizador de Amor" que la protagonista va construyendo a lo largo de la lectura, con lo que se une el mundo del arte, la creatividad y las manualidades; el de la psicología y el de la literatura. Ahí es nada.

Como novela, esta tercera obra de Giordano se me ha quedado muy corta. Si lo que buscas es una historia que te sirva de percha para reflexionar sobre ti mismo y tu relación con lo que te rodea, entonces esta obra te será de gran ayuda. Como en la vida misma, lo que encuentres en "Cupido tiene las alas de cartón" y tu nivel de satisfacción con respecto a ella dependerá de lo que busques.

Lidia Casado