Carmela ya no vive aquí. El viaje sin retorno de las mujeres españolas

Opinión:

Uno puede comenzar a leer este libro con una idea preconcebida de lo que se podría encontrar en un ensayo de estas características: una arenga feminista que reivindique un papel predominante sobre al hombre, un alegato a la superioridad intelectual de la mujer con respecto al hombre, y una exhortación a que las mujeres cojan las riendas de la sociedad y despojen al sexo opuesto de todos sus privilegios para poder sustituirlos, porque nosotras lo valemos. PERO NO.

En la primera página la autora nos sorprende analizando una imagen de una conocida ministra desempeñando su papel en pleno embarazo y su inmediata incorporación a su puesto tras el parto. Lejos de felicitar esta actitud, Lucía Suárez Naveros la pone en cuestión. ¿No se estará pidiendo demasiado a las mujeres? En ese afán por no sentirnos desplazadas por los hombres en el mundo laboral y social ¿No estaremos nosotras mismas exigiéndonos demasiado tratando de demostrar actitudes suprahumanas, más incluso de lo que un hombre haría y hace por labrar una carrera profesional y por ganar prestigio?

Carmela ya no vive aquí es una reivindicación de las mujeres para que sean mujeres, no para que sean hombres, pero sí para que tengan los mismos derechos que durante siglos se les ha negado.

Durante su lectura el texto de Lucía Suárez Naveros, extraordinaria periodista asturiana, navega por la historia de nuestro país desgranando con total minuciosidad cómo se ha considerado a la mujer desde el punto de vista social, cultural, intelectual e incluso médico por grandes pro-hombres de la ciencia y la cultura. Sorprende encontrarse con personajes de la talla de Rafael Alberti o Jacinto Benavente reírse de sus propias esposas por formar un club para el ocio y la cultura de las mujeres, por considerar que su labor debería ser quedarse en casa cuidando de los hijos; o por el contrario, a la filosofa Simone de Beauvoir echando pestes contra la maternidad con un discurso claramente misógino, por poner unos pocos ejemplos.

Esa contradicción entre lo que unos creen que la mujer debe hacer y para lo que debe servir, y lo que otras abominan (ser madre y cuidar del marido) es lo que, llegados al siglo XX, va a ir diseñando el modo de actuar de los grupos contemporáneos de mujeres que buscan su papel en el mundo más allá de cambiar pañales, limpiar la casa y tener las lentejas preparadas para el hombre, o conformarse con ganar mucho menos que sus compañeros, teniendo que demostrar el doble. Eso sí, estando siempre perfectas.

El desarrollo de la historia está contado de una manera amena, directa, irónica, porque hay cosas que, aunque sean duras y se traten con rigor (y este libro sin duda lo tiene), más vale tomarlas con humor para no cabrearse más de lo necesario con todo lo que Lucía Naveros nos cuenta, después de una investigación exhaustiva y completamente seria.

Carmela ya no vive aquí debe leerse para conocer la historia de nuestro país. Deben leerla las mujeres para que entiendan que mucho de lo que hoy tenemos se ha logrado por el sacrificio y la lucha de nuestras antepasadas. Deben leerlo los hombres para que no se queden en la anécdota y en lo manido (esas locas feministas), para que vean el verdadero sufrimiento de unas personas que hasta hace un siglo no eran consideradas más que un simple animal. Y debería leerse en los institutos y centros de Educación Secundaria o Bachillerato para que los jóvenes entiendan a sus madres, a sus abuelas, a sus compañeras de clase, a sus amigas, y sepan valorar en su justa medida a sus futuras hijas. Como la misma autora reconoce honestamente, no es un libro contra los hombres "sino a favor de todos".

Luz Bartivas