Asimetría

Opinión:

Acantilado ha tenido el acierto de publicar en los últimos años un buen número de obras del autor polaco Adam Zagajewski, artífice de una poesía de engañosa simplicidad, que encuentra la belleza en la cotidianeidad y sabe sortear como pocos la frontera entre el interés de lo cercano y la simple observación prosaica. Algunos de los títulos que ya hemos podido disfrutar en la editorial son "Tierra de fuego", "Deseo" o "Mano invisible". Su poesía está impregnada de la sensación de desarraigo y sorpresa por el paisaje (más urbano que natural) de cada destino nuevo. No en vano, su vida le ha llevado por escenarios tan distintos como su Lwów natal (ahora Ucrania), la Cracovia de su juventud y un exilio repartido entre Francia y Estados Unidos.

Los poemas aquí reunidos destacan por moverse entre lo sencillo y lo sublime, encontrándose bien localizada por parte del autor la zona en la que la poesía conmueve pero no cae en el ornato fácil o prescindible. El tono general es sereno, ya que pese a la cambiante peripecia vital Zagajewski es un hombre que demuestra más amor que odio. Este amor con frecuencia se dirige hacia pequeños momentos cotidianos, rincones de una ciudad, detalles domésticos. En "Asimetría" abundan los poemas dedicados a otros artistas o personajes de la historia ("Anaquel", a Jerzy Hordynski, poeta polaco, "Velas Blancas", al pintor Eugène Delacroix, "Ruth" a Ruth Buczyńska, de defensora de la causa judía), mezclados con composiciones de cercana intimidad: "Desconsuelo por la pérdida de un amigo", "Autopista", "Maleta". No obstante, mis poemas favoritos de "Asimetría" son los más escasos: aquellos en los que el poeta aborda la relación con los padres, como el impresionante "Acerca de mi madre".
Zagajewski no solamente es poeta; en España hemos podido disfrutar de novelas suyas de excelente calidad, como aquella "En la belleza ajena", y también cultiva el ensayo con la solidez que le ofrece su trayectoria como profesor de universidad en Estados Unidos.

"Asimetría" es un libro de interés para los amantes de una poesía con fino énfasis en la identidad. Posee un cierto regusto a elegía, pero no es un libro rotundamente triste aunque en él haya muchas despedidas, recuerdos de ausencia de personas que han sido importantes para el poeta. Constituye sobre todo una oportunidad para demostrar al buen lector que la totalidad del mundo cabe en unos versos, si se encuentran bien elegidos.

Rafael Ruiz Pleguezuelos