Soborno en Shanghái

Opinión:

Ridley Pearson nos muestra la China más desconocida, la China corrupta, la de los sobornos y la de la mafia. Aunque tal vez no sea tan desconocida pues somos muchos los que hemos oído sobre los tejemanejes de la famosa mafia China.

Desgraciadamente hacer esta lectura en los tiempos que corren hace que el lector, sin mucho esfuerzo por luchar contra su imaginación, llegue a pensar que en nuestro país puede suceder algo semejante, probablemente no en cuanto a mafias, aunque hoy en día nada es descartable, pero sí en cuanto a sobornos, corrupción y prevaricación.

La historia central consiste en la investigación que llevan a cabo John Knox y Grace Chu para conseguir rescatar a Danner y Lu Hao. Él, americano de pura cepa; ella, china hasta la médula. Con ellos, el autor nos muestra el contraste existente entre las culturas occidentales y orientales, llegando a reconocer que ambas tienen sus cosas buenas y malas. Aunque en principio parecen chocar, con el paso del tiempo ambos limarán sus diferencias, basadas sobre todo en los tabúes de sus propias culturas.

El tema primordial que acompañará a nuestros protagonistas a lo largo de toda la novela es el de los grandes sobornos por parte de las constructoras para conseguir importantes contratos con el gobierno para llevar a cabo sus proyectos. De ahí que varias de estas empresas lleguen a estar enfrentadas y tengan a sus propios matones para poder lograr sus planes. En nuestro caso, Lu Hao era el encargado de entregar estos sobornos, por lo que conocía quienes eran los que estaban implicados y esa información es de vital importancia para otras empresas que quieran destruir a la gran empresa americana que se ha llevado el pato al agua. Por eso la misión de Knox y Chu es de lo más perentoria; dicha información en las manos inapropiadas podría desencadenar una crisis internacional.

El ritmo de la historia es frenético. A medida que se van revelando preguntas aparecen otras de más magnitud. Sin embargo, al final, el cual es bastante sorprendente e inesperado, todo el galimatías que va surgiendo se verá resuelto de forma uniforme y coherente.

Existen varias escenas de acción, algo a lo que Pearson nos tiene acostumbrados, sin embargo, no es lo que más predomina en esta historia. Más bien podríamos decir que estamos ante una novela clásica de espionaje pero adaptada a las nuevas tecnologías.

Mila L. Castelo