Nina buena, Nina mala

Opinión:

Me ha encantado "Nina buena, Nina mala" en todos los sentidos: me ha gustado su argumento y la intencionalidad de la resolución, y especialmente el diseño. La ilustración de Anna Laura Cantone es maravillosa. Fijaos que ni Nina ni sus padres o tía son "guapos", sus dibujos muestran rostros de ojos sobresalientes, con bolsas bajo los ojos, narices largas y rojas, cuerpos a veces amorfos, cabezas desproporcionadas… y sin embargo son maravillosas, tienen un encanto especial, destilan una simpatía inmediata hacia nuestras miradas. No sé cómo lo ha hecho, la verdad, sospecho que tiene mucho que ver el conjunto de la obra pues todas las páginas están pintadas con diseños varios y fabulosos, tanto en colores como en formas. Un trabajo de ilustración genial que no puedo dejar de degustar con la mirada. Cada página está llena de detalles y ninguno parece fuera de lugar. En serio, echadle un vistazo, la ilustración es perfecta.

En cuanto al argumento también Juliet Mickelburg ha hecho un gran trabajo: Nina no está cansada de ser buena por ser buena, si no por esa sensación de necesidad de serlo, algo que la condiciona totalmente. Si te dicen que eres buena siempre, "tienes" que seguir siéndolo. Y Nina se cansa, como cualquiera se agotaría de sentirse forzado a ser algo y perder la libertad de hacer algo distinto alguna vez.

Los peques no leerán un libro donde una niña que se porta siempre bien acabará siendo mala y punto. No es esa la idea ni lo que transmite aunque al principio temas que sea así. En realidad Nina empezará a ser mala, disfrutará de ser mala (no así sus padres, su tía o su profesora), empezará a ser castigada y comenzará su tedio por lo mismo: no es tan divertido ser mala (además de ser más de lo mismo, sentirse forzada a hacer algo, la castigan… ¿Dónde queda la diversión?) Así pues Nina terminará siendo una "niña" normal y corriente, con días buenos y días malos, dejándose llevar por su carácter, ni bueno ni malo, sólo condicionado por sí misma y no por lo que quieran los demás. Y esto me parece fabuloso porque podemos pedirles a los niños que sean buenos, pero no debemos impedir que sigan siendo niños ni que pierdan su carácter porque con los años crecerán y lo necesitarán (no podrán recurrir siempre a sus padres). Siempre hay un término medio, y por naturaleza Nina -y los niños del mundo- tendrán días mejores y días peores.

Lo recomiendo muchísimo. Y os contaré un secreto… éste es de esos álbumes que se lo "presto" a mis hijas y luego me lo guardo para mí, con unos (muy pocos) seleccionados. 

Nota: Para cuando publico esta reseña el álbum ya no está en mi poder, mi hija pequeña se ha convertido en su dueña.

Anika Lillo