Anika entre libros

Salvar a Mozart

Ficha realizada por: Mar Gázquez
Salvar a Mozart

Título: Salvar a Mozart
Título Original: (Sauver Mozart, 2012)
Autor: Raphaël Jerusalmy
Editorial: Navona
Colección: Los ineludibles


Copyright:

© Actes Sud, 2012

© Terapias Verdes, S.L., 2015

Traducción: José Manuel Fajardo
Edición: 1ª Edición: Mayo 2015
ISBN: 9788416259113
Tapa: Dura
Etiquetas: diario enfermedades epistolar nazis II Guerra Mundial música literatura francesa sanatorio novela novela corta relato largo venganza Hitler música clásica censura Salzburgo Mozart
Nº de páginas: 176

Argumento:

Otto Steiner es un crítico musical austriaco de padre judío que mantiene en secreto sus orígenes. Se encuentra recluido en un sanatorio de Salzburgo aquejado de tuberculosis y casi en total aislamiento con el mundo exterior.

Su gran talento musical hace que su amigo Hans le pida ayuda para redactar los programas musicales para un festival de verano llamado Festspiele que se celebrará en Salzburgo y al que asistirán los militares nazis; una tarea nada fácil porque cada letra del programa será revisada con lupa por la censura de la Alemania de Hitler.

A Otto, un melómano empedernido y entusiasta como ninguno del gran compositor austriaco, esta intromisión nazi con fines claramente propagandísticos le parece inadmisible e indignante y decide urdir un plan para "salvar" a su querido Mozart. 

 

Opinión:

 

Me gusta la música, me atrae la siempre enigmática figura de Mozart y me siguen fascinando y repeliendo las historias ambientadas en la Segunda Guerra Mundial. Todos estos alicientes hicieron que me interesara en esta historia que debo decir que no ha cumplido mis expectativas, sino que las ha superado.

"Salvar a Mozart" es una novela corta -o un relato largo- que nos narra apenas un año en la vida del protagonista, Otto, un crítico musical que vive prácticamente aislado del mundo exterior en un sanatorio de Salzburgo, la patria de Mozart. Su amigo Hans es, junto con la inquilina de su vivienda, el único contacto que mantiene con el exterior. Mata las horas escuchando música, escribiendo cartas a su hijo (sin saber si las recibirá algún día) o jugando al ajedrez con los demás enfermos. Su vida no tiene mucho sentido. Está cansado de vivir, le asquea la comida del sanatorio y el imparable avance de la enfermedad le hace pensar incluso en el suicidio.  

El relato tiene un desarrollo lineal en el tiempo, iniciándose en julio de 1939 para extenderse hasta agosto de 1940, en los comienzos de la Segunda Guerra Mundial. Está contado en primera persona por el protagonista, un personaje que resulta muy atractivo por lo irónico y sarcástico que es; y con la única excepción de unas pocas cartas, todo el relato presenta la forma de un diario. A su vez, el diario consta de párrafos escuetos y de frases que lo son aún más, en un estilo que se podría llamar telegráfico ("Patatas cocidas, pero sin bacalao. Racionamiento"). Esta concisión, esta -digamos- economía del lenguaje, le da un ritmo vertiginoso a la lectura.

Pero es que además la trama es original, ocurrente, ingeniosa, diría que genial; y está envuelta en un clima de intriga que el autor maneja de forma hábil y astuta; como astutos y hábiles son los particulares planes de venganza del protagonista, y ahí lo dejo...

En tan pocas páginas, el autor consigue despertar y mantener el interés de principio a fin así como sorprender al lector en varias ocasiones en unos giros del todo inesperados pero de apariencia tan coherente que podrían haber sido reales (lástima que no lo fueran) y que omito voluntariamente porque el factor sorpresa es fundamental para disfrutar de esta historia.

Incluso el tema bélico se presenta de forma diferente a la habitual porque lo hace sin sensacionalismos; y como si de un breve noticiario se tratara, es como conocemos los avances de la guerra ("París ha caído. No acabo de creérmelo"). Y además está la música, el hilo conductor de toda la novela y que resulta el contrapunto perfecto al marco histórico en que se desenvuelve la historia; porque aquí lo relevante es proteger la música de la censura ("Hay que proteger a Mozart de esos imbéciles") y de los fines propagandísticos de los nazis en esta trama que me ha parecido tan sencilla como apasionante.

¿Que no os atrae la figura de Mozart? ¿Que no os gusta la música? ¿Que estáis cansados de la Segunda Guerra Mundial? ¿Que acaso no sois de novela corta? Da igual. Lo único que os tiene que gustar para acercaros a este libro son las buenas historias, así, a secas.

Mar Gázquez

 

 

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