Un puñado de anécdotas

Opinión:

Este recorrido autobiográfico de uno de los principales intelectuales europeos es una joya, porque nos sumerge en la República de Weimar, el régimen nazi y la Segunda Guerra Mundial desde la mirada de un niño.

Es cierto que un crío con una especial agudeza para percibir los más sutiles matices de un tiempo agitado, acelerado, extremo, donde las convenciones y certezas del mundo saltaron por los aires en un tiempo tan nuevo como trágico.

Esa inocente mirada que nos ayuda a entender la normalización cotidiana del poder en manos de una banda de asesinos desequilibrados, que se materializa en algo tan común para un niño como un libro, un escaparate o un juego infantil, o en la fascinación por un uniforme de corte militar para niños en un ambiente extremadamente belicista, seducidos por una violencia institucionalizada que se acepta pacíficamente por un ambiente general en el que gran parte del pueblo alemán normaliza la violencia institucional, mostrándose indiferente o incluso cómplice con la persecución y exterminio por razones raciales o políticas.

Enzensberger rebusca en su propio pasado evocando su mirada de entonces, en un alarde de cuidada narración que no resulta edulcorada, forzada, dando vida a esos ojos cuya inteligencia y sensible percepción revelan la simiente del gran intelectual en el que se convirtió años más tarde.

Su proeza es el recurso que le permite la distancia necesaria como narrador, aludiendo al protagonista como alguien al que observa, al que conoce íntimamente, desdibujando con ajustada precisión los límites entre el relato y la autobiografía.

Un inspirado retrato de unos años de vértigo, que en pocos años tocó todos los extremos posibles, el final de un pasado caduco, una democracia frágil zarandeada por la contienda partidaria e ideológica, la tiranía nazi, la derrota y la ocupación, la nueva Europa y la Guerra Fría, hasta la alegría de una nueva era dominada por la agitación juvenil disconforme con su existencia, con un mismo tiempo compartido por distintas generaciones que en sus respectivas oleadas vitales aprendieron a con el sobrecargado equipaje de su propio pasado, a menudo como resignados supervivientes en los márgenes de una realidad que había tocado fondo.

"Un puñado de anécdotas" es una precisa crónica, un recuerdo que se antoja tan veraz como pedagógico, tan interesante como ilustrativo de un pasado que cobra especial protagonismo en estos tiempos de renovado auge de esas ideas tan malignas del pasado, cultivadas en el odio, la violencia, la segregación y la persecución del otro.

Con una amable amenidad que aleja de cualquier tentación discursiva o pretenciosa lección moral, no es una tesis encaminada a la defensa de una idea, porque el propio relato permite al lector obtener su propio diagnóstico, obtener sus propias conclusiones, ese niño que es Europa en carne y hueso, su pasado y su devenir, sus amenazas y trágicos errores, su fuerza y su hambre de supervivencia.

Una obra que es tanto un goce para los sentidos del gusto literario, como una grata experiencia intelectual, construida gracias a un puñado de anécdotas que sirven a la causa de una vieja historia para comprender mejor el presente.

Jorge Riet