La tierra de las libélulas

Opinión:

Hay una cosa que admiro muchísimo de Concha Álvarez y es lo fácil que consigue que el lector se traslade a Japón. Nadie puede negarle el extraordinario trabajo de documentación que se encierra detrás de sus novelas. Novelas que, por esto, no son simples historias que te hacen pasar un buen rato, sino una auténtica lección de historia nipona.

Y lo ha vuelto a hacer con esta última novela que es la segunda entrega de la serie "La ruta del viento". "La tierra de las libélulas" es su título y, personalmente, me parece precioso, muy metafórico. La ha publicado en Amazon. A diferencia de la primera entrega, el tamaño de esta segunda novela es normal. Quiero decir que no tiene las dimensiones del primero, lo cual hace la lectura más fácil y cómoda, especialmente a las personas mayores. Esta diferencia física es la única que tiene.

Desde el punto de vista puramente literario, no ha descendido ni un ápice su calidad. Es una historia que logra captar la atención del lector desde la primera palabra. Es la magia del estilo de su autora. Concha Álvarez escribe muy bien, domina el lenguaje y le es muy fácil conectar con el lector. Sabe qué es lo que quiere, qué le gusta y se lo da.

En "La tierra de las libélulas" volvemos a tener una mezcla de géneros: hay una parte romántica representada en los personajes de Diego de Quesada y de Miyako, por otra hay también aventuras, intriga, una fuerte dosis de novela histórica y de cultura nipona. Todo ello perfectamente entrelazado. Nada sobra o da la sensación de ser un añadido. La autora teje muy bien cada subtrama. Es una novela que da gusto leer.

Uno de los puntos fuertes que tiene son los personajes. Tanto Diego de Quesada como Miyako están bien desarrollados, tiene una personalidad interesante. Me gusta la fuerza que le da a su personaje femenino y esa mezcla de cultura que tiene, no olvidemos que es descendiente de la protagonista de la primera entrega de la serie. "La tierra de las libélulas" nos permite seguir conociendo a estos personajes, ver su evolución.

Otro de los rasgos del estilo de Concha Álvarez es el predominio del texto descriptivo. Algo que es necesario para situar al lector. La novela está ambientada en el Japón del siglo XIX, el lector debe conocer cuál era la situación, sus costumbres, su cultura. Cada párrafo es una auténtica lección de historia. Es aquí donde apreciamos esta extraordinaria labor documental que ha llevado a cabo.

"La tierra de las libélulas" es una lectura que recomiendo muchísimo. Personalmente, me ha hecho pasar un momento mágico. Es toda una delicia recrearse en las historias que nos narra Concha Álvarez. Es una escritora muy buena, no hay que dejarla pasar.

Ysabel M.