Falsa guerra

Opinión:

Tuve la suerte de leer y reseñar para este portal "Los caídos", magnífica primera novela de 2018 de Carlos Manuel Álvarez, autor nacido en Matanzas, Cuba, en 1989, y por tanto representante de una nueva generación de narradores cubanos. También fue publicada por Sexto Piso en nuestro país. Con "Falsa guerra" compone una novela coral, arriesgada en forma (demasiado arriesgada, me atrevo a decir), pero clara en fondo e intención. Pretende ofrecer testimonios del exilio, de la instalación en lugares como Estados Unidos, Francia, o Alemania, y cómo la vida de todos ellos no solamente no es fácil sino que, sobre todo no es normal, si por normalidad entendemos continuar el camino trazado de la vida y que uno debe merecer.

Me gusta mucho, ya me deslumbró en el libro anterior, la misión combativa y nada complaciente que Carlos Manuel Álvarez se ha encomendado como escritor. Sus novelas luchan con la realidad y la cuestionan, es valiente en ese sentido, como narrador e imaginador de historias. Hay un espíritu punk escondido en sus textos, sobre todo porque niega a sus personajes el futuro, o les pone ante un futuro sin sentido ni promesa.

Así como me deshice en elogios para con su debut, tengo más reservas a la hora de acercarme a "Falsa guerra". Me gusta su intención, el fondo y misión de su trabajo. Ofrecer una visión caleidoscópica y plural de un problema común. El mayor defecto (que no lo será para todos los lectores, pero lo es para mí) es que para esta segunda novela el escritor ha elegido una estructura atomizada, discontinua, coral, en la que resulta demasiado fácil perderse, transitar durante páginas sin encontrar asidero. Por supuesto que está bien narrado, que la prosa es gustosa, dinámica, bella, porque el escritor tiene sobradas cualidades. Pero apartarse tanto de la linealidad y la construcción habitual, en una historia que pide ser contada con ciertas dosis de realismo, para mí ha desvirtuado el resultado. El lector tendrá la sensación comunicada de encontrarse a la deriva, desplazado. Probablemente eso es lo que Carlos Manuel Álvarez ha pretendido: que quien sostiene el libro acerque sus sentimientos a quienes lo protagonizan, pero el mensaje puede quedarse demasiado diluido o estirar según qué páginas la paciencia y compromiso del lector.

No obstante, es un ladrillo más en ese muro de testimonios que tantos escritores cubanos están construyendo para que el mundo conozca las consecuencias directas en las personas de las consecuencias de la situación en Cuba y la sangría del exilio cubano. Sirva por tanto como testimonio vívido de esta tragedia que dura ya décadas.

Rafael Ruiz Pleguezuelos