Boulder

Opinión:

Tras diez años dedicada a la poesía, la escritora catalana Eva Baltasar alcanzó el primer puesto en las listas de libros más vendidos con "Permafrost" (2018), su primera novela, que enfrenta al lector con un personaje directo y pesimista, de pulsiones suicidas y una clara inclinación hacia el hedonismo. Dos años después, "Boulder" (2020) se promocionaba como la continuación de esa primera novela, pese a tratarse de una historia y de unos personajes totalmente diferentes: hay aquí menos erotismo y un mayor interés por la introspección y por el análisis psicológico de los personajes, sin dejar de lado un estilo que en ocasiones roza lo poético. Tanto es así que se ha convertido en la primera novela escrita en catalán que opta al International Booker Prize, motivo de su reedición y de su regreso a librerías cuando ya ha sido publicada la tercera parte de la trilogía, "Mamut" (2022), menos celebrada que las novelas anteriores.

La protagonista de "Boulder" se gana la vida como cocinera en un viejo barco mercante, pero, como ella misma afirma, no cocina demasiado bien. Después de haber trabajado en restaurante ubicado en un polígono industrial, encontró en la vida nómada la mejor oportunidad para desanclar sus raíces y vivir en el desapego. Su vida no es complicada, o no lo parece: rodeada de océano, recorre la costa chilena cocinando para los marineros y para algunos turistas que acuden a esos barcos. No faltan en esa rutina algunos puertos en los que se dedica a conocer a otras mujeres, seducirlas y acostarse con ellas, sabiendo que a los pocos días volverá a zarpar y deberá abandonarlas en tierra. Pero todo cambia cuando Samsa entra en su vida, una mujer que desde el primer momento despierta en ella una voracidad sexual que ninguna otra le había provocado. Tras varios encuentros intercalados en el tiempo, entre medio de sus viajes, la protagonista decide mudarse con Samsa a Reikiavik y emprender una nueva vida, trabajando ahora en un 'foodtruck' donde vende empanadas.

En esta nueva vida asumirá el nombre de Boulder, apodo que le puso Samsa y que representa, igual que el permafrost, una magnífica metáfora natural que encierra toda la singularidad del carácter de la protagonista (en inglés, 'boulder' significa peñasco). Más allá de su vida doméstica, el principal eje de la novela serán las dificultades que encontrará la protagonista ante la maternidad, pues su pareja iniciará un proceso de gestación asistida que ella deberá acompañar, e incluso se verá obligada a hacerse cargo de un hijo que ella no ha deseado. Esta maternidad, además de las dudas de la propia protagonista, traerá consigo el enfriamiento de su relación y, en consecuencia, la búsqueda de nuevos estímulos por medio de alcohol y, cuando ya no puede más, por medio de sexo con otras mujeres. De esta forma, "Boulder" recorre desde el enamoramiento pasional hasta la crisis y el desvanecimiento de la relación, y todo ello se nos ofrece desde la perspectiva de una mujer egoísta y solitaria que, pese a todos sus esfuerzos, no está preparada para construir una familia.

Aunque la obra mantiene el tono pesimista e incluso misántropo que ya había ensayado Eva Baltasar en "Permafrost", en esta ocasión alcanza una mayor profundidad psicológica gracias a la descripción pausada, casi lírica, de una relación en sus momentos más cruciales. Ese valor introspectivo, así como la excelente construcción del relato, es lo que ha cautivado a los lectores internacionales para convertir a "Boulder" en el primer hito internacional de la literatura catalana.

Darío Luque