Leonor de Aquitania

Opinión:

La vida de las mujeres en la Edad Media, incluso la de una tan poderosa como Leonor de Aquitania, estaba supeditada a sus maridos. No eran nada sin ellos y eso significa que, en un ensayo histórico riguroso, como es el caso de "Leonor de Aquitania", la narración de su vida implica hablar, y mucho, de su marido. También implica que las fuentes de las que disponemos no hablaban mucho de ella, hasta el punto de no tener más descripción física de Leonor de Aquitania que las menciones a su hermosura.

Si quedan documentados sus movimientos, es por menciones o gracias a que su marido delegó en ella bastantes funciones y tuvo con ello más oportunidades de ejercer su poder, llegando incluso a tener su propia corte. De lo que ella pudo sentir, o de cómo era su intimidad, no hay ni rastro. Y, aun así, a través de sus acciones y de lo que sabemos de ella, nos llega una fuerte impresión de cómo fue esa gran mujer y cuál era su carácter, lo cual Alain-Gilles Minella transmite de forma excepcional.

La verdad es que se trata de un periodo fascinante y lo que lograron juntos Leonor de Aquitania y Enrique II de Plantagenet fue impresionante, todo en un contexto complejo de profundos cambios internacionales, que también se nos explican para que comprendamos en su totalidad las maniobras que llevaron a cabo los cónyuges. Se profundiza igualmente en otros personajes relevantes, como Tomas Becket, de modo que podemos hacernos una composición más completa del escenario y los personajes principales.

Pero lo importante es la evolución de la relación de la pareja y el equilibrio de poder entre ambos. Que ella estuviera enamorada de él, algo evidente, no evitaba que se negara a ceder terreno a no ser que fuera imprescindible. Tras dejar él de quererla y empezar a mostrarse en público con otra, su venganza fue terrible, así como el castigo por su fracaso. Toda una trama novelesca de la que leemos solo lo que dicen las fuentes, dejando el drama sentimental a la imaginación.

En definitiva, es un ensayo completo y riguroso, que se ciñe a los hechos conocidos y los desgrana con el nivel justo de detalle. Lo único que he echado de menos ha sido una breve narración sobre sus últimos años de vida, tras la muerte de Enrique, que se mencionan de pasada en el último párrafo pero sin duda fueron interesantes.

Déborah F. Muñoz