Anika entre libros

De un mundo que ya no está

Ficha realizada por: Darío Luque
De un mundo que ya no está

Título: De un mundo que ya no está
Título Original: (Fun a Welt Wos Iz Nishto Mer, 1947)
Autor: Israel Yehoshua Singer
Editorial: Acantilado
Colección: El Acantilado


Copyright:

© 1947, Israel Yehoshua Singer (de la edición original en yiddish)

© 1970, Joseph Singer (de la traducción inglesa)

© 2020, Rhoda Henelde Abecasís y Jacob Abecasís Hachuel (de la traducción)

© 2020, Quaderns Crema, S.A. (de esta edición)

Traducción: Rhoda Henelde y Jacob Abecasís
Edición: 1ª Edición: Marzo 2020
ISBN: 9788417902315
Tapa: Blanda
Etiquetas: autobiografía memorias infancia judaísmo judíos ortodoxos Polonia Europa religión teología familia comunidades religiosas exilio recuerdos literatura polaca educación libertad
Nº de páginas: 309

Argumento:

Hacia el final de su vida, el novelista Israel Yehoshua Singer se propuso la escritura de una autobiografía en tres volúmenes, de los cuales solo llegó a terminar el primero, "De un mundo que ya no está", que Acantilado edita ahora en una bella traducción del matrimonio Rhoda Henelde y Jacob Abecasís, los más renombrados traductores del yíddish al castellano. En una sucesión de breves capítulos a modo de estampas costumbristas, Singer ofrece el relato de su infancia en el 'shtetl' judío de Lentshin, en Polonia. Su mirada madura, ya desde el exilio en los Estados Unidos, contrasta el rigor de la doctrina ortodoxa judía con las ansias de libertad de un niño que no comprende por qué ha de dedicar más tiempo a la religión que a los juegos propios de la infancia.

 

Opinión:

 

Resulta raro pensar en lo rápido que desaparecen algunas tradiciones, costumbres y formas de vivir con el paso de los años. Pero más raro es darse cuenta de que algunos pueblos también han desaparecido en el último siglo, como resultado de algunos de los episodios más negros de la historia universal. Me refiero, por supuesto, al pueblo de los judíos, que a principios del siglo pasado solían reunirse en villas y comunidades que facilitaban para ellos la práctica del judaísmo ortodoxo. Estas villas, conocidas como 'shtetl', solían ubicarse por distintas zonas del oriente y del centro de Europa, pero la gran mayoría terminaron desapareciendo con el éxodo masivo de judíos causado por las corrientes antisemitas y por el consecuente Holocausto. La pervivencia de aquel mundo, hoy perdido, ha quedado relegada a la capacidad fosilizadora del arte y, en especial, al hermoso poder evocativo de la memoria.

El mundo del 'shtetl', de esa Europa hoy tristemente olvidada, permanecía a finales de los años cuarenta en la memoria de Israel Yehoshua Singer, uno de los más importantes escritores judíos en lengua yiddish, hermano de los también novelistas Isaac Bashevis Singer (ganador del Premio Nobel de Literatura) y Esther Kreitman. El autor, que se había propuesto la confección de una autobiografía en tres volúmenes, apenas pudo llegar a escribir el primero, "De un mundo que ya no está", pero dejó en él todo su legado vivencial más importante, el de la infancia, que como dijo Rilke, es la verdadera patria del hombre. Su hermano, años más tarde, también daría forma narrativa a esos mismos recuerdos en muchos de sus relatos; y su hermana Esther lo haría también en su obra, pero tomando la condición femenina como centro de su reflexión.

Pese a ser un texto autobiográfico, "De un mundo que ya no está" está escrito con un estilo tan visual que permite leer la obra con cierto carácter narrativo, pese a la ausencia de un relato lineal. Veintidós capítulos, a modo de estampas costumbristas, relatan la insatisfacción personal del autor en el seno de una familia que tenía todas sus esperanzas puestas en su educación para devenir el gran rabino que estaba condenado a ser, como su padre y su abuelo. La presión de la autoridad paterna se suma, en su caso concreto, a las expectativas de una madre culta que, debido a su condición de mujer, había visto frustrados sus deseos espirituales: a diferencia del resto de mujeres de la comunidad, relegadas al hogar y al cuidado de los niños, ella colma sus frustraciones con la lectura y destaca por su conocimiento exegético de la Torá y del Talmud.

Mediante la evocación frustrada del niño Israel Yehoshua Singer, cuya única preocupación en aquellos momentos eran sus juegos y travesuras, los lectores descubrimos un mundo inaudito donde la religión es el eje vertebrador de la sociedad. Esa madre leída que se opone a la figura doméstica del resto de mujeres encuentra un correlato en la figura de su suegra, quien conoce todos y cada uno de los problemas individuales de los miembros de su comunidad judía. De igual manera, la autoridad rabínica del abuelo se diluye en la figura paterna, que ejerce de rabino de forma alegal, pues se empeña en no cursar ruso ni presentarse ante el zar de su región. Ante las problemáticas de los adultos, tan incomprendidas por los niños, Israel Yehoshua Singer propone un 'carpe diem' de la infancia: un niño que no aprecia el estudio y cuya única motivación es descubrir el mundo que le rodea. "De un mundo que ya no está" destaca precisamente por la facilidad del autor para mostrar los usos y costumbres del judaísmo ortodoxo, sin necesidad de recurrir nunca a explicaciones o a justificaciones teóricas. Singer no explica, sino que narra; y en esa narración consigue devolver a la vida a una comunidad, su 'shtetl' polaco, que Europa había hecho desaparecer para siempre. 

 

Darío Luque

 

 

 

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