Champignac – Enigma

Opinión:

"Champignac - Enigma" es una historia que no duda en cruzar la realidad con la ficción. De hecho, muchos de los personajes que aparecen son reales (desde Turing a Churchill o Ian Fleming) y se basa en hechos reales: en Bletchley se montó un equipo de expertos de orígenes variopintos que tenían como objetivo descifrar el código de los alemanes.

El protagonista (que al parecer sale en otras series de cómics, pero al que no conocía) es un científico brillante, despistado, aunque sin llegar al punto cómico, que por algún motivo está estudiando una seta con potencial somnífero que le será de gran ayuda. Más allá de ese elemento, un poco más fantasioso, la trama es de contraespionaje y acción con un pequeño romance que se ve venir desde que se cruzan en la estación (el personaje de Blair, por otro lado, es un punto a favor en este cómic, ya que es una co-protagonista con mucha presencia y con una gran inteligencia). Se ciñe bastante a lo histórico y la limitación de páginas no permite desarrollar las excentricidades de los criptógrafos que se reunieron en Bletchley más allá de alguna mención o escena sueltas, lo que es una pena porque eso, unido al excéntrico protagonista, podría haber dado lugar a situaciones potencialmente divertidas.

Las ilustraciones a veces me recordaban a otros cómics francobelgas, pero con un estilo propio muy definido. He encontrado los dibujos muy trabajados y con gran atención al detalle, con el toque caricaturesco en las caras de algunos personajes que te permitía intuir parte de su personalidad. El uso del color también me ha parecido muy notable, creando distintas atmósferas para cada escenario y logrando una buena ambientación.

Como conclusión, diría que es una historia con una trama entretenida, aunque algo predecible, lo que no la hace menos disfrutable. Explica algunas cosas curiosas sobre criptografía, además de tener acción y romance, por lo que se hace muy amena y, si las últimas viñetas son una pista de que habrá más aventuras, sin duda me gustará leerlas.

Déborah F. Muñoz