En mares salvajes (un viaje al Ártico)

Opinión:

Con En mares salvajes, un viaje al ártico, el lector recibe un regalo por partida doble, viajar sin que el bolsillo se resienta, y el lujo de hacerlo de la mano de un inmejorable compañero de viaje.
 
Hay tantos nombres que no deberían pasar desapercibidos, Franklin, McClure, Amundsen, Parry, y de entre todos ellos sobresale el pueblo inuit, siempre presente a lo largo de ambas historias. Por En mares salvajes, un viaje al ártico, descubrimos cómo hoy en cualquier parte del mundo brotan pueblecitos remotos e inhóspitos lugares que significan un lujo en su contexto, en donde el viajero actual encuentra cobijo a todos los niveles, algo con lo que aquellos exploradores jamás soñaron.

A lo largo del relato Javier Reverte intercala retazos que nos significa cómo se sucedían aquellas expediciones de las que nadie conocía el desenlace. Los hombres intrépidos y aventureros que abrieron sendas y rutas terrestres y marítimas están, muchos de ellos, durmiendo entre las páginas de En mares salvajes, repitiendo los mismos pasos que les llevaron a unos al éxito y a conseguir las recompensas que sus reinos les otorgaban, mientras que otros menos previsores, o quizá más idealistas debieron conformarse con dejar sus vidas flotando entre hielo y lugares desapacibles. 
 
Javier Reverte coincide en esta ocasión con unos curiosos compañeros, seguramente son los mismos que se nos aparecen en cada viaje;  coincidimos con el profesor retirado amante de la historia, con los trabajadores que asisten indiferentes al devenir de cada nuevo día, los turistas que aparentan no haber salido nunca de su casa, un variopinto elenco de personajes, viajeros, y aventureros.
 
El tomo cuenta con dos cuadernillos centrales de fotografías, pasado y presente con un mismo denominador, la ruta del Paso del Noroeste. Incluye la Cronología del Ártico, en donde Javier Reverte repasa con brevedad descubrimientos y viajes desde el siglo 330 a.C. hasta nuestros días.

Un ritmo suave de lectura, marcado por la pluma de este autor que nos hace partícipes de lo que significaron esas semanas en su vida.  El entorno de la lectura cuidado, tanto en las descripciones -nada extensas- como incluyendo varios mapas en donde marca las rutas de las diferentes expediciones. 

Javier Reverte  convierte un relato histórico de viajes en una serie de sucesos narrados en primera persona, siendo testigo directo, in situ, de los mismos lugares de los que habla en sus libros. El peligro de este autor cuando comienza a narrar sus experiencias viajeras es que a una le da por mirar de reojo la mochila con cierta nostalgia. Nada grave. 
 
Saray Schaetzler