Yo os salvaré a todos

Opinión:

Este formidable libro, que debería distribuirse en los institutos y universidades, además de ser leído por todos, ayuda a entender cómo adolescentes de clase media de cualquier ciudad europea se ven atrapados en las redes de reclutamiento de las organizaciones terroristas. Hijos y nietos de liberales, progresistas, feministas, republicanos, laicos, personas ilustradas, demócratas convencidos y cumplidores ciudadanos, miles de jóvenes europeos, rompen con su vida y se meten en escenarios de guerra o se entregan a oscuras redes, inspiradas en trasnochadas ideas medievales tan integristas como fundamentalistas, negadoras de los más básicos derechos que la humanidad ha conquistado tras siglos de luchas y sacrificios.

Con una gran tensión narrativa, gracias a esa alternancia en las voces de la madre, el padre y esa hija que rompe con su familia para entregarse como esclava a un fundamentalista religioso, la autora no sólo consigue que entendamos mejor ese fenómeno, por desgracia más común de lo que imaginamos, sino que sintamos próximos sus problemas por desgracia tan contemporáneos. Con las noticias de fondo de atentados como la discoteca Bataclan o a la redacción de la revista Charlie Hebdo, muchos jóvenes son captados con enorme facilidad gracias a mensajes que les confunden con falsas certezas y esperanzas, con la inestimable colaboración de redes sociales como Facebook, con sus brutales posibilidades para la transmisión de mensajes peligrosos y dañinos, con la brutal accesibilidad de intolerables perfiles falsos, que sirven de eficaces plataformas para estas estrategias de reclutamiento que acaban en crímenes y atentados.

Pero también de las dificultades de los Estados democráticos y sus fuerzas de seguridad para parar esas facilidades tan aparentemente inevitables por su apariencia tecnológica, sobre todo, para cortar la hemorragia de jóvenes que tiran por la borda su vida por esa causa tan ajena a sus vidas como peligrosa. Esas dificultades que chocan en desigual batalla con sutiles y eficaces estrategias de seducción, de desinformación, de manipulación psicológica, que actúan con casi total impunidad en nuestras ciudades.

También es un libro que abre el debate sobre la existencia de un Islam pacífico que lucha contra su versión violenta que abusa de manipulaciones de su propia religión. Y en ese debate, gracias a esos extremistas, siempre salen perdiendo las mujeres que son meras propiedades sin derechos de sus maridos, los adversarios que sólo merecen la muerte como perros infieles, los librepensadores que son perseguidos como ratas, porque todo lo que no sea seguir una determinada, ortodoxa, rígida, interpretación de su religión, tiene que ser exterminado.

Una obra que se centra en una realidad francesa que podría corresponder a muchos otros rincones de Europa, que abre en canal debates como la inaceptable permisividad ante agresiones a los derechos humanos con la banal excusa de la multiculturalidad. De ese espeso mundo de matices que ponen en riesgo conquistas democráticas, derechos históricamente conquistados, respeto a conceptos tan elementales como la diferencia o la diversidad. La píldora anticonceptiva, el derecho a vestir libremente, el derecho al voto, la capacidad de decidir, la igualdad salarial, incluso a conducir, que se ven como conquistas ya superadas en las sociedades más avanzadas, se ven cuestionadas en nuestras calles, por sectas religiosas que sólo buscan sembrar la violencia y el sometimiento a ideas tan retrógradas como inasumibles. Por eso debates como el velo, cuando se resuelven con desigual fortuna, no son meros ejemplos de debates más o menos lejanos, sino que conviven con nuestra vida cotidiana en una despreocupada ignorancia, que a veces se ve golpeada por terribles sorpresas en el corazón de nuestras propias ciudades.

Identidad, tradición, cultura, valores, sociedad, derechos, soledad en la sociedad del consumo, redes sociales, sentirse parte de una comunidad de iguales, son las piezas del rompecabezas que hoy somete a las sociedades más avanzadas a tensiones que parecen cosas del pasado, pero que paradójicamente forman parte de un presente que nos cuesta entender en este siglo XXI. Como escribe Émilie Frèche, hay que considerar al islamismo radical como un cáncer para nuestras democracias. Y para comprenderlo en su cabal medida, este libro es absolutamente imprescindible.

Jorge Riet