Yo nunca

Opinión:

"Yo nunca" es claramente una novela de personajes. Se profundiza mucho en el protagonista, cuya historia y psicología llegamos a conocer al detalle y, posteriormente, en los demás. Todos ellos tienen bastante miga, con un punto de misterio, locura y peligro bastante potente que, sin embargo, a veces les hace poco creíbles, al menos hasta que llegas al final y se desvela todo. Aun así, hay cosas que chirrían, como que una persona que estudia para juez no ate cabos cuando ve pulseritas con un punto iluminado.

También hay mucho contenido jurídico (se nota que Eduardo Soto-Trillo es un hombre que se mueve en el mundo de las leyes) y un claro posicionamiento filosófico-político respecto al sistema actual tanto a nivel social como a nivel político y judicial. Eso, sumado a las extensas descripciones sobre el entorno y a que se vuelve muchas veces al mismo tema, hace que el ritmo sea bastante lento y pueda llegar a aburrir un poco en algunos puntos.

Lo curioso es que esos puntos en los que la trama era algo más aburrida despertaron mi imaginación. Con cuatro o cinco detalles, me monté toda una película bastante enrevesada en mi mente y al final resultó que, punto por punto, lo que me había imaginado sucedía en la novela. No obstante, no me atrevería a decir que es del todo previsible para cualquier lector, ya que los detalles que desencadenaron ese despliegue de imaginación por mi parte eran sutiles y no es probable que todo el mundo llegue a las mismas conclusiones. A muchos, sin duda, les sorprenderá lo que ocurre al final. La cuestión es que yo lo adiviné todo, lo que no ayudó a que me enganchara y, debido a ello, fue un pequeño chasco.

En definitiva, una novela de personajes, con ritmo lento, aunque capaz de intrigar y sorprender si no tienes la mala suerte de tener una mezcla de atención al detalle y mucha imaginación, adivinando todo lo que está sucediendo en ese pueblo.

Déborah F. Muñoz