Vibrato

Opinión:

La referencia constante a la música que aparece desde el título de este libro no es una cuestión casual o una elección hecha para esta obra, sino que constituye la vida misma de esta chilena afincada en España, pues conviene decir que Isabel Mellado es violinista, vinculada en nuestro país a orquestas como la de la ciudad de Granada.

Esa música que es la vida de Isabel Mellado está en todas partes en "Vibrato", novela sui generis que ahora publica Alfaguara. El texto es sobre todo un diario de sensaciones, de impresiones, de hechos conectados de manera imprecisa y envueltos en una prosa poética que ya conocíamos de su anterior libro, la colección de relatos "El perro que comía silencio", publicado en su momento por Páginas de Espuma. La obra, de pretensiones líricas, contiene dulzura cuando la necesita, pero tampoco huye de lo tremendo o de aquello que podría esconderse por pudor; así ocurre con las referencias a las adicciones del padre de la narradora, que son lo duras y claras que deben serlo, porque la autora demuestra pericia al manejar el tamiz de la poesía  según qué quiere transmitir en cada momento.

La narración está cimentada en capítulos breves, algunos de ellos de extensión inferior a una página, tan desdibujados que por momentos parecen simples apuntes de una memoria discontinua. Porque "Vibrato" parece eso, precisamente, unas memorias caprichosas (casi me atrevería a decir azarosas) hilvanadas en una prosa sensorial.

La obra es también una historia del dolor y salvación. El dolor viene de manera fundamental por la persecución al padre, en un Chile bajo dictadura. La salvación es, como imaginarán, la música, arte en el que la narradora y su hermano Raúl serán pronto introducidos y que marcará su existencia para siempre. Lo mejor de la obra es precisamente esa música omnipresente, en la capacidad de la autora para establecer comparaciones y metáforas entre la música y la vida, en un universo (el de la música) que conoce a la perfección.

Rafael Ruiz Pleguezuelos