un cacahuete flotando en una piscina ¿sigue siendo un fruto seco?

Opinión:

La opinión que expresé en mi reseña sobre Dios hizo el mundo en siete días... y se nota publicada en esta Web la subscribo al cien por cien de nuevo, así que remito a los lectores / as de Anika Entre Libros a ésta (Anika habrá puesto el enlace en el título, así que tampoco les costará tanto esfuerzo acceder a ella. Gracias, Anika. Estás en todo... Se te quiere mucho por esto y por otras cosas más que ya sabemos tú y yo).

Así que por no repetirme simplemente aprovecharé la oportunidad y el espacio que se me brinda en esta santa casa o Web de hacer una nueva reseña sobre este libro de Piedrahita para apuntar una última reflexión – por llamarla de alguna manera – sobre el sentimiento que me ha provocado la lectura de muchos de estos monólogos (tanto los incluidos en éste como los que aparecen en el otro).

Realmente los que me conocen lo saben que soy un gran pesimista. No creo que hallamos venido a este mundo a padecer y a sufrir pero es cierto que la vida – o más bien las cosas de la vida – a veces intenta hacernos que pensemos de manera totalmente opuesta y nos atrevemos a afirmar con rotundidad que todo es una mierda, que nadie conoce a nadie y que nada merece demasiado la pena. Momentos difíciles por los cuales todos hemos pasado alguna vez en la vida. Y muchos tenemos la sensación de que no terminamos de levantar cabeza, aunque muchas veces esto sea una sensación que precisamente tenemos en…¡¡¡nuestra cabeza!!!

Para esos momentos de insomnio crónico y nocturno, somnolencia diurna, tristeza sin motivo, melancolías varias y/o trastornos transitorios de personalidad considero indispensable recetar estos libros como eficaz medicamento que conviene mantener al alcance de los niños y que podemos consumir sin necesidad de consultar a nuestro farmacéutico (mejor farmacéutica) favorito/a.

Verán como irán mejorando y viendo las cosas de otro color… al menos por unos días. Algo es algo.

Joseph B Macgregor