Todo sobre las firmas

Opinión:

Tal y como indica el subtítulo, eso quise hacer yo: buscar mi firma en alguna parte del libro y ver qué decía sobre la mía y, por ende, sobre mi personalidad. Naturalmente me encontré con un problema: mi firma no está. Cuando ocurre esto buscas lo más parecido pero te das cuenta de que tiene algo de ésta y algo de aquélla, y a menos que cojas información de una y otra… pero eso tampoco me vale, porque sigue sin ser mi firma. Ahora bien ¿cómo iba a servirme lo que dijeran de mi firma si me la inventé con doce años y no tiene nada que ver conmigo ahora? La he mantenido, sí, pero si firmara ahora simplemente pondría mi nombre (en realidad ni eso, pondría mi apodo) y pasaría de rúbricas complicadas. Esto hace que la psicología de la grafología a mí no me convenza del todo, aunque me parezca curiosa.

Sin embargo este libro no habla sólo de la forma y estilo de la firma, hay otros datos que sí pueden darse por válidos hoy, porque si seguimos refiriéndonos a cómo firmamos, lo que continuamos haciendo -o lo hacemos ahora- es darle una velocidad concreta a la hora de firmar, o la presión que hacemos sobre el papel cuando firmamos. Esto, en todo caso, me parece lo más creíble de todo el libro -de cualquier libro de grafología, ojo-, porque la forma en que escribimos o firmamos no la conservamos de nuestra niñez, es algo totalmente actual: siempre cambia algo, por poco que sea, a lo largo de los años.

Pero "Todo sobre las firmas" cuenta mucho más: tenemos una pequeña introducción histórica, detalles sobre la rúbrica, esos finales con los que mucha gente finaliza su firma, la inclinación, la presión, la forma, el tamaño, si ponemos nombre y apellido, la legibilidad, dónde firmamos, la dirección y velocidad de la firma, algunas firmas peculiares según el autor, la falsificación de la firma e incluso algunos análisis de textos y firmas.

Tiene, además, un apartado de "La evolución personal de la firma", que también llamó mi atención, pero estoy igual que antes: si firmara hoy, si me inventara hoy mi firma, sería diáfana, clara, y con el nombre de Anika, que es como me siento hoy (la propia forma de escribirla sería la firma), absolutamente NADA que ver con aquella cosa rara que inventé con doce años y que la he conservado porque está en el DNI. Si dentro de veinte años me tuviera que inventar la firma -no modificar lo ya hecho- posiblemente sería otra firma. En fin, que a mí la firma no me identifica, siempre defenderé este hecho, pero eso no quita que resulte de lo más curioso el libro, así como la propia grafología.

Pero que yo no me identifique con mi firma no significa que al resto del mundo le pase igual, de modo que posiblemente la rara sea yo, y a quienes os gusta la grafología y mantengáis una firma con la que os identificáis, aprobéis este manual para entender las rúbricas y la personalidad que se supone que indica que se tiene a través de los trazos.

Anika Lillo