Sueños olvidados

Opinión:

"Sueños olvidados" de Leonor de Recondo es un homenaje a sus abuelos de origen vasco. Se trata de una narración muy intimista, tierna y teñida en toda su extensión de una melancolía dulce a medida que se desgrana el drama de la familia. El punto clave de la obra es la unión entre todos los personajes y el cariño que se profesan.

Se desarrolla en dos voces narrativas. Una de ellas es en tercera persona y nos ofrece una perspectiva global de las situaciones y las vivencias de todos los que participan en ellas. La otra es en primera persona y corresponde a un diario que escribe Ama. En él puede liberar sus sentimientos, expresarse y librarse del silencio y el anonimato que supone ser una mujer en aquella época.

No hay un protagonista definido. Todos los personajes conforman el conjunto de la novela y los capítulos les ceden la importancia necesaria según lo requiere el desarrollo de la trama. Su planteamiento es algo lento y lineal y hace que, en ocasiones, la lectura resulte un poco sosa. Puedo remarcar la naturalidad con la que se entrelazan los sucesos históricos en la trama.

Resulta interesante la personalidad y la adaptación a la nueva manera de vivir de los diferentes miembros de la familia. Aitá es un hombre práctico y de la tierra, con un desarrollado instinto de supervivencia. Encuentra el refugio necesario en la compañía y el amor de los suyos. Ama es más sensible y melancólica y echa de menos su país y las antiguas comodidades de las que disfrutaban. A pesar de que tienen una vida relativamente cómoda en la casa de Madame Églantine y en la granja de Las Landas. Los niños, aunque están más apagados que antes, se amoldan más rápidamente. Iduri, el menor, descubre su pasión por el dibujo. Zantzu siempre tiene curiosidad por saber más de asuntos políticos. Otzan se vuelve más callado y reservado.

"Sueños olvidados" no trae muchas sorpresas. Es una narración sosegada y nostálgica que, pese a que, en ocasiones le falta gancho, acabó despertándome una sensación de cariño.

Noelia Montalbán