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sartine y la guerra de los guaraníes

Ficha realizada por: Ariodante
sartine y la guerra de los guaraníes

Título: sartine y la guerra de los guaraníes
Título Original: (sartine y la guerra de los guaraníes, 2010)
Autor: Juan Granados
Editorial: Edhasa


Copyright: 1ª Edición: 2010 ISBN: 9788435061681
Etiquetas: autores aventuras ciclo escritores españoles hispanos histórica literatura española literatura hispana sagas series trilogías

Argumento:


Juan Antonio Granados Loureda (La Coruña, 1961) licenciado en Historia Moderna en la Universidad Compostelana, doctorado en Madrid y  especializado en Historia Económica en el Istituto Internazionale Francesco Datini de Prato (Florencia). Su labor investigadora se ha centrado en el estudio de los intendentes españoles del siglo XVIII y últimamente en su relación con el desarrollo de la construcción naval en ese período, fruto de ello han sido un buen número de artículos y colaboraciones que han visto la luz a lo largo de estos años. Es catedrático de Historia en un Instituto de secundaria. Publica habitualmente críticas artísticas y artículos de carácter profesional. En 2003 publica Sartine y el caballero del punto fijo. En 2006 publica El Gran Capitán, su segunda novela. Con ambas se sumerge de lleno en la literatura.
 
"Sartine y la guerra de los guaraníes",  es la segunda entrega de las aventuras de este personaje creado por Juan Granados. Mediado el siglo dieciocho, el brigadier Sartine es enviado al Paraguay como intendente del Marqués de la Ensenada, (Secretario de Fernando VI) con una delicada misión. El cometido de Sartine comienza con una expedición río arriba hacia Paraguay, buscando las estancias donde los jesuitas tienen establecido una especie de “reino guaraní”, una ciudad de Dios, una utopía, en zona limítrofe con la portuguesa, donde Sartine ha de hacer acopio de información sobre lo que allí ocurre, antes de que el nuevo tratado de Madrid que marque la futura frontera entre las dos posesiones ibéricas se ponga en vigor.

De modo paralelo la narración, que está dividida en dos líneas de discurso, nos cuenta el desarrollo, dos siglos atrás, de la utopía del Templo de Jerusalén, siguiendo la profecía de Ezequiel, llevada a cabo por el jesuita y arquitecto (discípulo de Juan de Herrera) Juan Bautista Villalpando (1552-1608). Éste estaba convencido de que, al haber sido el templo judaico un diseño divino, el conocimiento de esta construcción permitiría deducir las reglas de la única arquitectura perfecta, la «revelada» por Dios. Contó con la aprobación –aunque no absoluta- de Felipe II, inmerso en las obras del Escorial por esa época; el rey envió a Roma  a Villalpando para realizar la impresión de su libro en las imprentas vaticanas. Su obra es indirectamente un sólido tratado de arquitectura, cuya influencia, enorme, traspasó todas las fronteras y se prolongó hasta muy avanzado el siglo XIX. En Roma contactó con el cardenal Acquaviva, que le puso en conocimiento de una oscura trama nestoriana, tesoro incluido. La tal trama jesuítica se urde y fructifica justamente en las misiones de Paraguay. La mitad de los personajes son históricos, y muchos de los hechos también. Entremezclada va la ficción que rellena los huecos oscuros de la Historia. La edición, afortunadamente, incluye varios mapas detallados.

Opinión:


Leer la segunda entrega de una serie, o al menos, un libro que repite personaje central, sin haber leído la anterior, tiene algunos inconvenientes: generalmente, el personaje ha sido mejor definido en la primera novela donde se habla de él. Sartine, el protagonista, se ve envuelto desde el comienzo de un halo de indefinición. De natural vividor, pero también dado a la reflexión interior, el autor nos lo presenta como un personaje algo lento pero macizo y seguro cuando actúa, amante de la vida, de las mujeres, del buen comer y del mejor café y tabaco. Un turbio pasado de marino, un par de mujeres importantes en su vida, sin familia pero sí con unos amigos estupendos, Sartine es algo así como un agente “al servicio de Su Majestad” dieciochesco, en este caso Fernando VI y su Secretario, el Marqués de la Ensenada. Su contrapeso lo ejerce Cosme Ábalos, una suerte de Maturin español, un docto personaje que nos abruma con larguísimas explicaciones sobre temas cultísimos, al que acompaña un botánico sueco, que le ayuda en sus investigaciones.

La novela está contada con un lenguaje agradable de leer y el escenario nos remite, al menos en la parte americana, que es la mayor parte, a aquella película, La Misión de R. Joffé, cuya banda sonora se hizo famosísima, salvando el tono dramático de la película, naturalmente, que no corresponde al del libro.

Hay una segunda lectura incrustada en la narración principal: la secreta historia del Templo salomónico, relacionada con la construcción de El Escorial, y la búsqueda del lugar ideal para edificarlo, siempre al Occidente, y el legendario tesoro que lo permitirá; todo ello ligado a la mano jesuítica, oscura pero eficaz, va desenrollándose como un ovillo del que sólo al final vamos comprendiendo la idea que se nos intenta transmitir. Lo cierto es que se hace un tanto indigesta, da un poco la impresión de un apósito, algo que no acaba de cuajar en el conjunto. Y quizás superfluo. Nos perdemos un tanto con las largas disquisiciones de Villalpando, de Acquaviva, y otros, y no vemos realmente la necesidad de ligarlo a la aventura de Sartine, que de por sí resulta interesante.
 
El tono que domina la obra no es dramático, sino más bien un tanto burlesco o ligero, diríamos: las continuas conferencias eruditas que el parlanchín ingeniero le endilga a Sartine casi recuerdan a las conversaciones filosóficas que mantienen Jackson y Travolta en Pulp Fiction, entre tiroteo y tiroteo. Creo que ambas obras mantienen un tono semejante. Algunas de las reflexiones de Sartine tienen su enjundia, sin embargo. El ritmo, cortado por los capítulos sobre la trama jesuítica, adolece de ciertos altibajos, es irregular, tanto en su desarrollo y en el interés de la trama.
 
Francamente, encuentro un poco perifrásticos los tramos de la historia de Villalpando, que el autor podría haber resuelto con alguna explicación algo menos farragosa, ya que más que aclarar, hay momentos en que complica y confunde en exceso. También algunas de las explicaciones del ingeniero Ábalos se hacen algo cargantes. No hacen falta complicadas tramas eruditas para justificar una aventura: la parte final en la fragata doblando la punta austral americana entre icebergs es corta y simple, pero atrapa.

El personaje de Sartine es atractivo, pero se echa en falta algo más de información sobre él. Quizás el autor se haya propuesto ir desgranándola  a lo largo de la serie.

En suma, una entretenida novela de aventuras, ambientada en un escenario de la Historia de la  España dieciochesca, fresca, ligera, sin demasiadas complicaciones, (salvo el asunto del Templo y Villalpando) que pasa de la selva al viaje fluvial, a la persecución marítima con periplo magallánico, la búsqueda de un tesoro escondido y el reencuentro con la chica adecuada en la corte madrileña tras una operística audición del castrato Farinelli.

Nos deja preparados para la siguiente entrega, que esperamos pronto. 
 
Ariodante
Julio 2010

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