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santa catalina de siena

Ficha realizada por: Txema

Título: santa catalina de siena
Título Original: (catherina av siena)
Autor: Sigrid Undset
Editorial: Aguilar


Copyright: Colección Premios Nobel ISBN: No definido
Etiquetas:

Argumento:

Biografía de Catalina de Siena, una de las tres doctoras que tiene la iglesia católica romana y personaje especialmente controvertido. A partir de datos aportados por otros biógrafos de Catalina, incluido los del algún coetáneo de ella, la premio Nobel de 1928 narra la vida de esta santa, desde su más tierna infancia hasta el momento de su muerte, con poco más de 30 años. Además introduce una serie de comentarios, no sólo sobre el personaje, sino sobre la época de la autora, que dan más interés a la obra pues nos permiten conocer el pensamiento de Sigrid Undset.

Opinión:

No fue Sigrid Undset la primera, ni será la única persona de cierta relevancia que se ha convertido al catolicismo desde cualquier otra profesión de fe. Sin ir más lejos, Oscar Wilde, también pasó a engrosar las filas de esa religión, por la que siempre sintió gran admiración. Pero, al margen de esto, me da la impresión de que los cambios de religión, igual que pasa con los de ideología política, tienen un cierto aspecto traumático que marca a quien lo lleva a cabo. Tal vez por ello, en el caso de la escritora noruega que nos ocupa, se ha producido ese hecho que se suele conocer como la fe del converso, que lleva a radicalizar el pensamiento y muchas veces la actitud. Al menos esa es la sensación que se percibe a lo largo de la lectura de esta obra.

Undset escribe, más que una biografía, un panegírico de Catalina de Siena. La toma como ejemplo de actitud ante la vida y, a través de ella, nos va dando a conocer, de manera más o menos indirecta, su propia posición y las respuestas a ciertos problemas sociales. Hay que recordar que eran momentos en los que el socialismo y el liberalismo estaban disputándose la supremacía política.

Por lo que sabemos a Undset, que no es mucho, como suele acontecer con la mayoría de los escritores nórdicos, esta mujer sufrió una gran quiebra moral como consecuencia de la segunda guerra mundial algo que, desde luego, podríamos compartir, con absoluta certeza. Es entonces cuando, abrumada por esos terribles y abyectos comportamientos humanos que produjeron un holocausto infernal, y no me refiero sólo al genocidio sufrido por los hebreos, decide que la única solución para que no se vuelvan a producir o, mejor dicho, a reproducir, esos desastres es profundizar en el hecho religioso. Un hecho religioso no entendido como mero intelectual conocimiento de la religión, sino como parte de la experiencia vital de cada uno. Es decir, en resumen, vivir de acuerdo con la filosofía cristiana. Por supuesto nada que objetar a esta posición.

Donde surgen ya las dudas, es a la hora de analizar si el concepto de vivencia acorde con el menaje de Cristo, tiene que estar forzosamente unido a personas similares, en actitud, a Catalina de Siena, teniendo siempre en consideración que estamos hablando de una mujer incursa en siglo XIV.

¿Quién era Catalina de Siena para merecer ser doctora de la iglesia, a pesar de ser analfabeta; no sabía leer correctamente y aún menos escribir, por lo que es difícil creer que pudiera tener unos conocimientos filosóficos profundos ¿? Sin embargo ha dejado para la historia y para la literatura, una serie de cartas y pensamientos que otros cogieron al dictado, que son dignos de tener en cuenta. El conocimiento de esos pensamientos no significa la aquiescencia, sino simplemente tener más datos a la hora de emitir una opinión.

Hace unos días leí un artículo de Rosa Montero fustigando a Catalina de Siena de forma contundente y en el que venía a decir que, si es santa y doctora, es porque estaba cerca del poder, es decir, del Vaticano. No estoy de acuerdo. No creo que la vida de esta mujer fuera verdaderamente la de una arribista que se acerca al poder para medrar. De hecho vivió siempre de manera bastante miserable, así que, en mi opinión, por ese camino vamos mal.

Es cierto que en la vida de Catalina de Siena se dan unas circunstancias que, vistas con la perspectiva de hoy, nos parecen de un fanatismo ridículo y que dan una imagen muy negativa de la misma persona y de su iglesia. Pero, pese a lo que diga mi admirada Montero, no podemos juzgar con ojos del siglo XXI, hechos y actitudes del siglo XIV.

También es cierto que en Catalina se dan una serie de rasgos que nos incitan a pensar que no era una persona mentalmente equilibrada: visionaria, anoréxica, con posibles represiones sexuales y masoquista. Pero ello no impide que su actividad, de cara al exterior, tenga que ser analizada con otros criterios en los que también hay algún aspecto positivo: caridad, esfuerzo, lealtad...

Sí es importante, y esto lo pasa por alto el artículo de Rosa Montero, mientras que en libro de Undset queda palmariamente claro, que Catalina era una nacionalista italiana que contribuyó eficazmente, aunque con resultados catastróficos, a la vuelta de los Papas a Roma, desde su destierro de Babilonia.

En efecto, Catalina, viajó hasta la ciudad de Aviñón para convencer al Papa Gregorio XI de que debía volver a Roma y abandonar la ciudad del Ródano porque para la cristiandad era un estigma y motivo de escándalo que el máximo pontífice de la iglesia no estuviera en la sede vaticana. Sin embargo, en aquel tiempo, Roma era una ciudad corrupta, peligrosa sometida a merced de las familias poderosas, entre ellas Orsini y Colonna, y absolutamente decadente en todos los aspectos. De hecho los Papas habían abandonado la ciudad eterna ante la manifiesta imposibilidad de vivir allí con un mínimo de seguridad. También es cierto que el rey de Francia, Felipe el bello, presionó lo suyo para que la tiara san Silvestre estuviera en Aviñón. Catalina logró convencer al Papa, mediante una serie de cartas más o menos amenazantes e incluso en entrevistas personales, de que tenía que volver a Roma. Parece que Catalina auguró grandes desastres a Gregorio XI y a la iglesia, si no retornaba a Roma, según cuenta Undset. Gregorio XI, se dejó convencer por su carácter apocado y, al poco de llegar a Roma, acompañado de algunos cardenales, entre los que figuraba el aragonés Pedro Martínez de Luna, futuro Papa Benedicto XIII, se percató de su error, aunque ya era tarde. El propio Luna da fe de ello.

Murió Gregorio poco después, cuando preparaba el retorno a Aviñón, lo que dio lugar al mayor cisma de la iglesia occidental: dos Papas, uno en Roma y otro en la ciudad francesa. La sucesión de Gregorio fue uno de los episodios más lamentables de la historia de la iglesia. Esta cuestión, para mí de importancia capital, no se comenta en el libro de Sigrid Undset. Estimo que, o bien la escritora noruega, prefirió limitarse a los hechos acaecidos en vida de Catalina, o bien prefirió pasar por alto las consecuencias de la actitud nacionalista de la santa que provocó el cisma.

Pero sería injusto no reconocer que, aunque existe un "italianismo" en la actitud de Catalina, la intención de reforma de la iglesia por su parte está clara. Observa, como sabe cualquier persona medianamente informada, que la situación de la curia vaticana y, en general, de la iglesia es de total corrupción. Los nombramientos de los Papas son consecuencias de transacciones políticas, de conveniencias de familias poderosas o incluso, muchas veces, el resultado de intrigas donde el asesinato, el soborno y la simonía, son factores determinantes. Catalina observa estas cosas y pretende una reforma radical de la iglesia: alejarla de los poderes temporales y dedicarla sólo a la expansión del mensaje cristiano. Y si esto sucede entre el alto clero, la situación del bajo clero era muy similar. Recordemos los maravillosos versos del Arcipreste de Hita, popularizados por el cantautor Paco Ibáñez, sobre las aficiones del clero a la abundancia, el dinero y los placeres terrenales.

Hay un hecho curioso, que Undset refiere en más de una ocasión, y es que mientras las distintas facciones cristianas se combaten ferozmente, los musulmanes atacan impunemente las costas italianas. No se trata de una cuestión de xenofobia, sino sencillamente de supervivencia. Catalina quería, equivocada o no, una iglesia más espiritual y beligerante en los temas de la fe y menos politizada. Está claro que ha fracasado totalmente.

Otra cuestión que si deja clara la biografía es la visión que Catalina tiene de Jesucristo y que, desde luego, es verdaderamente terrible y apocalíptica. Nos encontramos ante un Jesús que se complace en el sufrimiento de las personas y que parece, insisto en lo de parece, que sólo aceptará junto a él, a aquellos que sufran y cuanto más mejor. Y no se trata sólo de sufrimiento del espíritu, que de esos los tenemos todos, sino de sufrimientos físicos también. Hay que castigarse corporalmente, hasta la extenuación. Verdaderamente dudo mucho que este sea el mensaje que Cristo quiso llevar a los hombres para su redención. Si Jesucristo es amor, la actitud de Catalina para con ella misma, es francamente insostenible desde un punto de vista cristiano. Incluso su confesor Romualdo de Padua, uno de sus biógrafos, parece haber dudado muchas veces de la actitud de la santa en este aspecto.

En resumen creo que, la biografía de Catalina, acaba por convertirse, tal vez sea esa la verdadera intención, más en una especie de obra destinada a los creyentes o a los que quieren buscar un refugio en la religión, que en una verdadera obra de estudio sobre la vida de esta sienesa hija de un tintorero. Es cierto que está muy bien documentada, muy bien escrita y que, a medida que se avanza en su lectura, crece el interés pero, ello no obstante, para llegar a la conclusión de que se trata de una visión excesivamente favorable para con la biografiada, incluso sí se la sitúa benévolamente dentro de su contexto histórico.

Undset, quizá llevada por sus propias experiencias, nos trata de ejemplificar a través de la vida de una italiana del siglo XIV, sin darse cuenta que la sociedad del siglo XX (época en la que se escribió la obra) caminaba indefectiblemente por otros senderos alejados del sufrimiento como vía de salvación, incluso dentro de la propia iglesia católica, que en muchos países ha planteado actitudes como la teología de liberación, mucho más acordes con las necesidades de los pueblos.

Frases de esta opinión pueden utilizarse libremente en otros medios para promoción del libro, siempre que no se varíe y se mencionen al autor de la misma y al medio anikaentrelibros.com

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