roto esta el cordon de plata

Opinión:

Roto está el cordón de plata es –según el autor- "esencialmente un monumento funerario a Asunción Álvarez Bethencourt, una despedida esperanzada con un reencuentro, no ya en el más allá sino con la alegría y la utopía del paraíso y la felicidad".

Pero este homenaje se expresa a través de una serie de temáticas que dan unidad al libro: la soledad de una ruptura, el desamor como ausencia y separación, la enfermedad, la muerte, etc. También están muy presentes los recuerdos infantiles y las figuras paterna y materna; su madre era profesora de piano y su padre militar: "La música viene de mi madre, que era pianista, pero ella no fue una mujer muy feliz, de modo que, en mí, la música va unida de algún modo a la recepción de su tristeza".

Muchos de estos poemas, sobre todo los de prosa poética, parten de imágenes de claro carácter onírico. El mundo de los sueños está muy presente en muchos de los poemas incluidos en este libro. En palabras del autor: "Un amigo me dijo que mis sueños tienen estructura de fábula o revelaciones. Atiendo a ellos porque me parecen un material dado por el subconsciente (no por el inconsciente) de inmenso valor y fuerza". Este aspecto es el que más me ha interesado y motivado. Los textos escritos en prosa poética funcionan a modo de pequeños relatos, con argumento y una enorme carga simbólica. Me ha parecido lo más original del libro, sin duda alguna.

Los poemas escritos en verso libre insisten en ese carácter metafórico, presente ya en esas prosas poéticas, pero demuestran además la formación musical del autor ya que destacan principalmente por su musicalidad y su sentido del ritmo poético. Sin embargo, en ocasiones la perfección estética de muchos de ellos me trasmitió sentimientos contradictorios como la admiración y la frialdad: es decir, reconocer el merito de la belleza del poema en cuestión pero sintiendo que el verso no me trasmitía las sensaciones que pretendía contagiar o reflejar, algo que sí me sucedió en cambio con los textos de prosa poética.

Joseph B Macgregor