rongorongo

Opinión:

Desde el primer momento, “Rongorongo” ejerce una singular atracción. En parte por los misterios de la propia isla de Pascua, que estimulan la imaginación, pero también porque nos promete compartir un secreto a la vez que nos da la bienvenida.
 
La historia fluye con suavidad, a semejanza de un recorrido privilegiado por la propia isla de Pascua, en el que nos mostrase todos sus rincones, tanto los más obvios para la mirada de un turista tal cual son los moais, como también esos detalles que no están a la vista y que solo se llegan a conocer gracias a una prolongada estancia y, sobre todo, al trato continuado y muy cercano con las gentes del lugar.
 
Pero no todo es tranquilidad, también hay intrigas ocultas en busca de descubrir sus secretos ancestrales. Unas fuerzas exteriores que quieren socavar la tradición y la historia de los habitantes de la isla, apoderándose de algunos de sus bienes más preciados.
 
El lenguaje utilizado en la novela combina las hablas propias de los diferentes personajes: rapanuis, chilenos y españoles. Aun siendo castellano todo lo que se habla, cada lugar y su gente tienen sus peculiaridades, sus personales formas de expresarse que nos pueden sorprender un tanto, pero que enseguida comprendemos que son las normales para aquellos que nos resultan algo lejanos y al cabo tampoco veremos que haya tanta diferencia con nuestros particulares giros idiomáticos.
 
Igualmente nos encontraremos en medio del texto con vocablos propios de los rapanuis, que la autora ha utilizado en su justa medida y dentro del contexto que le es propio, aunque también es cierto que para evitar confusiones tiende a proporcionar un poco más adelante la palabra equivalente, de manera que siempre resultan fácilmente comprensibles para el lector. 
 
Alex Guerra ha vertido en una historia aparentemente sencilla una cantidad impresionante de conocimiento, digna de un ensayo antropológico y sociológico, con el que nos acerca a la cultura rapanui y nos la muestra en su verdadera esencia, lejos de los tópicos turísticos, ofreciendo a nuestra mirada sus propias raíces, las tradiciones que han logrado conservar después de unas vicisitudes que estuvieron a punto de provocar su extinción como etnia y la desaparición de su acervo cultural.
 
Tal vez no lleguemos a visitar nunca la isla de Pascua, pero con esta novela obtendremos un pedazo que podremos llevar siempre dentro de nosotros y nos permitirá comprender a una gente que antes posiblemente nos fuera desconocida, pues a través de sus páginas habremos estado muy cerca de ellos y de su espíritu.
 
Selin