risa roja

Opinión:

El magnifico estudio preliminar de Rafael Cansinos Assens, autor del que no sabía yo su profundo conocimiento de la literatura rusa clásica, nos pone sobre aviso de lo que nos espera con la lectura de Leonidas Andreiev y más concretamente en este corto relato llamado "Risa roja".

Andreiev fue un personaje peculiar: su vida conoció los momentos difíciles del inicio como hombre, ya que, fue huérfano desde muy pequeño y para lograr estudiar tuvo que hacer grandes esfuerzos de todo tipo. A pesar de estos, conoció muchos días de hambre y de desolación. Creo que esta situación, tan común a muchos escritores, fue determinante a la hora de templar el carácter de Andreiev, una especie de anarquista filosófico, algo muy frecuente entre los grandes escritores rusos.

Llegó después la gloria, el reconocimiento, el éxito, la fama y la fortuna. Pero ni siquiera en esos momentos Leonidas Andreiev encuentra la felicidad, tal vez consciente de lo efímero de todo eso. Y así fue: tuvo una muerte solitaria, triste y miserable en el exilio.

Estamos en "Risa roja", evidentemente, ante un relato anti-bélico, frente a la descripción de los horrores físicos y psicológicos que produce la guerra, en este caso loa guerra ruso-japonesa. Pero "Risa roja" es en realidad mucho más que esto.

Muchos autores han escrito estupendos libros sobre la guerra. Con descripciones de batallas, las consecuencias de estas, los sufrimientos de los contendientes e incluso, algunos, han escarbado en otros aspectos como la camaradería o, también, en las virtudes del soldado en medio de tanto desastre: la piedad ante el enemigo, la capacidad de olvidar por unos instantes la necesidad insoslayable de matar, para no morir. No es este el caso de Andreiev.

Tiene razón Cansinos Assens al equiparar este relato del autor ruso con los mejores de Edgar Allan Poe, porque desde el primer momento la sensación que se percibe es de absoluto terror; no miedo, sino auténtico terror, locura, alucinación. Somos testigos de como poco a poco el protagonista va perdiendo el contacto con la realidad, la interior y la que le rodea.

Por supuesto no voy a contar el final pavoroso del libro para no fastidiar a aquellos que estén interesados en su lectura pero, que nos les quepa duda alguna, de que van a pasar un mal rato, tanto en la primera parte de la obra, dedicada a lo que es la marcha del soldado y su participación directa en la guerra, como en la segunda con su vuelta a casa.