Un hombre soltero

Opinión:

George Falconer es un profesor inglés afincado en el sur de los Estados Unidos, donde imparte clases sobre la narrativa de Aldous Huxley y donde comparte su vida, discreta y libremente, junto a su novio Jim. Con cincuenta años, él cree que su vida ya está hecha y solucionada, pero Jim muere a causa de un accidente de coche, y George intenta sobreponerse a la gran pérdida de su vida. Desde entonces, todo consistirá en fingir: seguirá asustando a los niños del vecindario, provocando admiración en sus estudiantes y rehuyendo de sus amigos más íntimos. De hecho, incluso llega a mentir a sus vecinos (les dice que Jim se ha ido a cuidar de un pariente enfermo) y a evitar un mundo de curiosos que no dejan de preguntarse cómo debe de ser la vida de un cincuentón homosexual en soltería.

En "Un hombre soltero", Christopher Isherwood logra la creación de una voz narrativa ácida, insolente, propia del estereotipo que la sociedad ha construido alrededor de los solteros de mediana edad. Pero ese cinismo que impregna la visión y los comentarios del narrador no es omnipresente en la novela, sino que el diálogo con personajes secundarios va descubriendo en George unos sentimientos que ni él mismo parece aceptar: la necesidad de amar y de compartir la vida, el deseo, la búsqueda de un paliativo para una soledad no deseada.

Tras el éxito de "Adiós a Berlín", novela sobrecogedora en la que Isherwood retrató con fiereza y sagacidad la sociedad de la República de Weimar, alcanzó en "Un hombre soltero" un nuevo hito en su carrera narrativa: el análisis moral de los personajes aparentemente más sencillos y vacíos de la sociedad. Christopher Isherwood toma las técnicas de los mejores escritores ingleses de su generación, como Iris Murdoch, para adentrarse en las profundidades de un mundo complejo y delicado: el de los sentimientos humanos. No solo el personaje de George proporciona en la novela la profundidad emocional que tanto gustará al lector; también Charley, íntima amiga de George, o el curioso Kenny, su alumno.

En "Un hombre soltero", Christopher Isherwood da voz a uno de los grandes problemas del colectivo LGTB: la soledad pasados los cincuenta años. Un relato sobrecogedor sobre la pérdida, el desamparo y, en último término, también el autoconocimiento. 

Darío Luque