La cruz blasfema

Opinión:

La historia tiene lugar en los inicios del levantamiento madrileño contra los franceses. Época complicada y llena de turbulencias, en la que cualquier pequeño detalle servía para enardecer unos ánimos, que ya de por sí estaban bastante crispados, tanto por culpa de la corona española como por parte del ejército invasor.

Podríamos decir que estamos ante una novela negra con tintes históricos, ya que aunque los hechos mayoritariamente están lo más próximos a la realidad, la narración sobre los crímenes es ficticia y es lo que sirve de guía al autor para llevarnos a conocer los entresijos de la política española ante la debacle que supuso la abdicación de Carlos IV, y el intento de secuestro por parte de los franceses del exrey y de su hijo Fernando VII.

Veremos como lo que quedaba de la antigua Inquisición utilizaba todos sus medios para quebrantar el ánimo de los nacionales y avivar su inquina hacia los franceses que venían a expoliarles y a robarles lo poco que les quedaba. El clero, en su gran mayoría, creía que el laicismo francés traería una gran decadencia moral y perjudicaría sus intereses. Así que se servían de las homilías para exaltar los ánimos de los ciudadanos y animarlos a combartir contra el extranjero, algo que Dios agradecería y por lo que sus almas serían recompensadas.

Beltrán es el protagonista de esta historia cuya trama central es esclarecer los crímenes y desapariciones que se imputan a los franceses. En sus pesquisas estará acompañado por mosén Antón, un cura que se sale de la línea establecida por sus superiores y por doña Virtudes, una noble que no dudará en colaborar con Beltrán para salir de su aburrida y monótona vida. Juntos tendrán que encontrar unos documentos misteriosos que pueden ser perjudiciales para la corona.

Estos personajes se escapan un poco del prototipo de protagonistas de la época. Beltrán es un joven que, salido de la nada, consiguió llegar a ser alguacil mayor de la Casa y Corte y está ennoviado con una prostituta, que trata de salir de su profesión. Antón es un dechado de bondad y valentía, que será de capaz de mostrar sus dones cuando la mujer que ama en secreto es asaltada. Virtudes se aleja bastante de la imagen que el lector pueda tener de las damas de la época.

El autor adereza la historia con una maravillosa ambientación en el Madrid de la época, hablando de sitios que han desaparecido, de forma que el lector se sentirá transportado a sus calles y a los lugares en los que transcurre la acción. Aunque seguro que algunos nombres llamarán la atención por su singularidad, como Salsipuedes, Aunqueospese, etc.

En los capítulos finales, la acción se traslada a Valencia donde el clero ya tendrá todo preparado para alzarse contra el invasor.

La narración sencilla, con un lenguaje cuidado y asequible, hace que el lector se sienta atrapado desde la primera página, en la que se presenta alguna que otra incógnita. Cierta ironía en algunos de los comentarios conseguirán arrancarnos pequeñas sonrisas.

De todas formas, hay que hacer notar que algunas de las escenas que el autor describe son bastante crudas y duras, como queriendo demostrar la crudeza y salvajismo de una época en la que cualquier ser podía causar el más horrible de los daños, así como sufrir de la forma más monstruosa.

Satanismo, crueldad, crímenes, misterio, amor, amistad y mucho más para una historia que no dejará indiferente a nadie.

Mila L. Castelo