Los traidores

Opinión:

Giancarlo de Cataldo describe muy plásticamente ese periodo de la historia italiana: el Risorgimiento.

Incontables escaramuzas entre reinos permanentemente enfrentados, escenas dantescas, abusos de poder, hambruna, personas que luchan por un ideal o por propios intereses, mercenarios que se venden al mejor postor y simples "salvajes" que disfrutan con la guerra porque aman la sangre, las violaciones y el terror que siembran, conforman la base de la novela.

Los personajes ficticios son incontables, pero los principales resultan bastante carismáticos y algunos de ellos francamente especiales, como la muchacha sordomuda rescatada de la hoguera, apodada "La Bruja" que posee algún tipo de percepción extrasensorial y encuentra armonía en los números y los considera la base de cuanto existe.

Pero aunque la mayoría de protagonistas ficticios resultan intensos, no se explican muy bien sus cambios, sus actitudes… Me parece difícil, por ejemplo que un noble inglés, corrupto hasta el punto de abusar de niños y matarlos, llegue por medio de la Bruja a reconvertirse en una persona más que virtuosa para luego volver a las andadas.

Las dudas y los cargos de conciencia de algunos protagonistas se dan la mano con los intereses, cosa lógica; pero de nuevo siento que el "hilo" se rompe en alguna parte, que algo no acaba de cuadrar.

He leído que Giancarlo de Cataldo es juez, narrador, traductor, dramaturgo y… ¡guionista! Y ahí, en mi opinión, radica el tema. Cuando asistimos a una representación teatral o miramos una película, parte del decorado, gestos de los actores, etc. pasan visualmente al espectador y complementan los diálogos, pero si eso se traslada tal cual al papel, es fácil no entender fielmente la actitud de algunos personajes, sus sentimientos e infinitos "por qué". Eso me ha faltado en la novela, en diversos puntos pero muy especialmente al principio, cuando ante una hoguera en la que se iba a quemar a una joven he mirado la fecha, para estar segura de que no se trataba de una escena anterior a la que se hacía referencia.

También creo que una brevísima nota referente a ese periodo histórico y de la situación en que estaba Italia no habría ido mal antes de entrar en materia, y me refiero a un simple escrito de media página que situara a los lectores. Que la península era un grupo de pequeños reinos, latifundios y provincias es sabido, que Austria y Francia intervenían en conflictos y se intentaban anexionar territorios, también; pero el papel de Napoleón III, por ejemplo, o el rey Víctor Manuel queda desdibujado y se da por hecho que el lector conoce previamente una historia realmente intrincada y cambiante.

Para concluir diría que el libro es bastante instructivo en cuanto a la situación que vivió el pueblo en ese periodo histórico, realmente plástico al describir matanzas, traiciones, corrupción, hambre y todo lo salvaje que existe en el corazón humano cuando dispone de cierto poder y actúa siguiendo sus más bajos instintos. A mí, sin embargo, me ha costado un poco meterme en la obra, entender a algunos personajes y seguir el hilo.

Pilar López Bernués