El hijo del siglo

Opinión:

Con este "El hijo del siglo", Antonio Scurati comienza su camino en la novelística, aunque su nombre siempre ha estado ligado a la literatura. No en vano es profesor de Literatura contemporánea en la IULM de Milán, y en su momento fue director del Centro de Estudios sobre el Lenguaje de la Guerra y la Violencia de la Universidad de Bérgamo. Este cargo anterior parece sin duda muy adecuado para alguien que un buen día se lanza a novelar el origen del fascismo en Italia y la vida de un ídolo caído como Benito Mussolini.

Novelar a Mussolini, como imaginan, no es empresa fácil. Lo que tenía ante sí Antonio Scurati era una apuesta arriesgada por muchas razones: la complejidad del personaje, la dificultad para encontrar perfiles del hombre que no fueran interesados de una u otra forma, el ruido de fondo que siempre hay cuando se pretende revisar la historia propia. El mejor cumplido que se puede hacer a novela y autor es que Scurati no solamente sale airoso del desafío sino que vence y convence. A mi juicio lo más difícil era saber encontrar al hombre y conferir verdadero interés al personaje al tiempo que se relata la época.   

Lo que encontrarán en el libro es un texto que concede mucho terreno a los personajes (una novela bien empapada del concepto de intrahistoria) sin renunciar a la posibilidad de relatar la historia de la época. El interés por el tema que el autor es capaz de suscitar es tal que navegando por las páginas de "El hijo del siglo", el lector no podrá dejar de comprobar si tal o cual cosa fue cierta. Lo que se cuenta en ella es tan real que resulta un texto bueno para demostrar esa frase tan oída de que la realidad con frecuencia supera a la ficción. Lo peor de esa frase popular es que se cumple especialmente en lo malo. Las barbaridades que en esta novela se realizan y presencian fueron, efectivamente, sucesos acaecidos en la Italia de la época.

La novela es también una especie de investigación sociológica sobre el proceso de seducción masiva que hizo que un pueblo como el italiano cayera bajo el hechizo del fascismo. "El hijo del siglo" nos hace recordar que el fascismo tuvo un amplio apoyo popular en su época, y que se vendía como una esperanza, no como una opresión. Conviene sacar ideas acerca de la extensión del populismo y el neofascismo en la Europa contemporánea, estableciendo un diálogo enriquecedor que mire hacia el pasado con el pensamiento puesto en el presente.

Con todo lo dicho, no me gustaría que pensaran en el texto que reseño como una mera investigación histórica, porque es sobre todo una novela intrigante y viva, que se lee con gusto. Scurati usa archivos históricos de manera profusa, que consigue engarzar con inteligencia en la estructura general de la novela. Memorables son los pasajes en los que Scurati nos toma de la mano para mostrarnos cómo se manipulaba la verdad, y de qué manera se seducía al pueblo hasta llegar al totalitarismo nacionalpopulista. Nos recuerda que, aunque ahora lo contemplemos con horror, en su momento fue un movimiento de aire fresco, un peligroso ejercicio de hipnosis colectiva.

La obra supera las ochocientas páginas, pero el esfuerzo siempre merece la pena, porque obtenemos el beneficio de entrar en el vientre del horror, de conocer mucho de lo malo que ocurrió en aquella Europa desquiciada de comienzos del siglo pasado.

Rafael Ruiz Pleguezuelos