El dios de la guerra: La noche de las brujas

Opinión:

Graham Hancock nos ofrece el primer volumen de una brutal y magnífica epopeya ambientada en la época de la colonización de América por los españoles.

Conoceremos de forma precisa el encuentro entre los españoles, esos hombres de largas barbas que para los indígenas pasaban por dioses, y los nativos. Así veremos desfilar por sus páginas a Hernán Cortés, Pedro de Alvarado, Bernal Díaz y otros por el lado hispano y a Moctezuma, Cuitlahuac, Malintzin, etc, entre otros por parte de los aztecas. Pero no sólo aparecen los aztecas, también veremos el acercamiento que tuvieron los españoles con los mayas.

La trama se estructura a través de tres protagonistas pertenecientes a diferentes pueblos. Tozi, una muchacha de catorce años apresada por los aztecas y que va a ser sacrificada; Coyotl, un niño de seis años, compañero de Tozi, y Pepinillo un joven español que se embarca en la expedición en busca de aventuras. De esta forma, la historia se cuenta de manera simúltanea desde varios frentes, ofreciendo al lector la posibilidad de analizar y contemplar la historia  desde todos los ámbitos y no posicionarse en un bando como viene siendo habitual en este tipo de libros.

Veremos como el pueblo azteca trataba de imponerse sobre los demás pueblos colindantes. Un pueblo que pasó de seguir al dios de la paz a aclamar al insaciable dios de la guerra, que exigía numerosos sacrificios. Un pueblo, los aztecas, que se fue imponiendo al resto hasta la llegada de los españoles. El temor que suscitaba llevó al resto de los pueblos a unirse a esos extranjeros que venían del otro lado del mar.

Es una novela dura y brutal, en la que las batallas están a la orden del día, pues fueron muchos los enfrentamientos entre dos culturas que chocaron irremediablemente. Y no sólo eso, los sacrificios humanos, las luchas de poder también imperan en una lucha sin cuartel entre dos grandes civilizaciones.

La historia engancha desde el primer momento y mantendrá al lector atrapado en sus páginas debido a la propia historia en sí y a la forma en que está narrada. Un lenguaje sencillo, un ritmo variable que crece en el momento de las batallas y las descripciones cuidadas, pero no excesivas, hacen que la lectura sea amena y cautivadora.

A pesar de ser muchos los personajes que pululan por sus páginas, el lector en ningún momento se sentirá perdido pues todos tienen su razón de ser y están perfectamente construidos y ubicados en la historia.

Tal vez algunos lectores puedan tener algún problema con la parte relativa a lo sobrenatural, la fantasía y la superstición. Sin embargo, hay que tener en cuenta la época en la que está ambientada la historia. En esta época y en las culturas que veremos primaba tanto el temor a lo sobrenatural, de lo que algunos se aprovechaban, como el fanatismo religioso llevado al extremo. Además, todo este misticismo ayuda y complementa a la trama sin imponerse, de forma que la historia queda perfectamente hilvanada y desarrollada, sin que exista nada fuera de contexto.

Estamos ante una novela que representa fidedignamente como pudo ser la conquista de América, en la que el autor no escatima en detalles para conseguir trasladar al lector al centro de la historia y sentir que forma parte de un momento crucial en la historia de la humanidad.

Mila L. Castelo