El anillo perdido

Opinión:

"El anillo perdido" es un libro escrito por el italiano Antonio Manzini que, aparte de escritor, es actor y director de cine y teatro. Se formó en la Accademia Nazionale d'Arte Drammatica y fue alumno de Andrea Camilleri. Es referente en la novela negra italiana y creador del irreverente subjefe de la policía Rocco Schiavone.

Estos relatos son como pequeños episodios que nos muestran el día a día del subjefe en su trabajo, con sus manías y la preferencia, sin disimulo, de unos agentes sobre otros. Las narraciones están ambientadas en una ciudad situada en los Alpes italianos conocida como Aosta.

El primero es el que da título al libro, "El anillo perdido". El argumento empieza con la exhumación del cuerpo de Verónica Guerlen Bresson para trasladarla desde el panteón familiar del marido hasta el panteón de la familia Brionati. La sorpresa está al destapar la tumba y descubrir, encima del ataúd de Verónica, el cuerpo muerto de otro hombre. La investigación es de lo más interesante y en la resolución del caso captamos a un Rocco cuya idea de justicia encaja muy bien con la frase hecha de "el fin justifica los medios".

En el segundo texto, "Cástor y Pólux", tres socios de un estudio de diseño de interiores deciden escalar la montaña Pólux a 4092 metros sobre el nivel del mar. Durante la subida al pico se produce un accidente y uno de ellos cae varios cientos de metros al vacío. En esta historia, solo Rocco será capaz, con su manera de observar y su agudeza mental, de averiguar qué es lo que de verdad sucedió en la cima de la montaña.

En el tercer relato, "… y balón al centro", no hay nada que investigar, simplemente es la crónica de un partido de fútbol benéfico entre policías y jueces. A Rocco no le hace ninguna gracia el juego y prefiere quedarse fumando cannabis en su despacho, pero su superior, recordándole quién manda, consigue que entrene al equipo. Me he divertido muchísimo con esta historia, y eso que no soy una apasionada del futbol, pero el subjefe Rocco ha estado ingenioso, brillante y burlón, al mismo tiempo, que dejaba clara su "magnífica" relación con los magistrados.

Con el cuarto texto, "Sin paradas intermedias", el subjefe Rocco decide ir a Roma en tren para una reunión de propietarios en el edificio donde tiene su casa. Durante el trayecto se comete un robo y a la víctima del delito, de la impresión y el disgusto, le da un ataque al corazón y muere. Está claro que el ladrón sigue en el tren, por lo que el subjefe tendrá que exhibir todo su talento para desvelar quién ha sido. Esta trama recuerda un poco a la del "Asesinato en el Orient Express" de Agatha Christie.

Y, por último, "El ermitaño". En esta ocasión aparece muerto un exsacerdote que vivía en una antigua capilla a más de cuatro mil metros de altura. De nuevo el Subjefe pondrá en acción su ingenio para indagar si realmente fue un accidente. Lo diferente en este caso es que la investigación la dirige desde casa, ya que se encuentra enfermo de gripe. Y sin salir a la calle y con ayuda de su equipo consigue de manera efectiva resolver el misterio.

No había leído nada de la serie protagonizada por el subjefe Rocco Schiavone, y sé que para tener una visión completa del personaje y entender ciertas coyunturas tendría que empezar por el primer libro, pero no saber nada no ha sido impedimento para disfrutar de estos cinco textos. He podido hacerme una idea bastante clara de la psicología del protagonista y de su manera de actuar, porque con cada relato descubría nuevas facetas que iban completando en mi mente su personalidad.

Creo que esta obra es un aperitivo perfecto para despertar el interés por este peculiar subjefe de la policía, y para los que ya lo conocen, decirles que van a disfrutar seguro de estas historias. Por tanto, es una novela que recomiendo por inteligente, entretenida y sin duda divertida.

M. Zeta