la estrella peregrina
Título: la estrella peregrina
Título Original: (la estrella peregrina, 2010)
Autor: Ángeles de Irisarri
Editorial:
Suma de Letras
Copyright:
1ª Edición Abril 2010
ISBN: 9788483650875Etiquetas: camino de Santiago religión peregrinaje peregrinación edad media histórica peregrinos
Argumento:
En el Año Mil, tras el fallecimiento de su marido, la condesa de
Conquereuil emprende peregrinación a Santiago de Compostela desde
la Bretaña francesa, para postrarse ante el Apóstol, recibir la
indulgencia y pedirle que haga crecer a su hija pequeña, que es
enana y que, a causa de su deformidad, ha sido rechazada por las
gentes y hasta por su propio padre, pues la han creído
endemoniada.
Sale al camino con un séquito de 200 servidores, recorre vías
romanas, caminos y veredas; atraviesa puentes inestables, se
hospeda en conventos, hospitales o posadas, y duerme bajo su tienda
o al raso. Y a lo largo de tantas millas se topa con increíbles y
estrafalarios personajes, y vive no menos excitantes
aventuras.
(Sinopsis de la editorial)
Opinión:
2010 es Año Jacobeo, es decir, año en el que el 25 de Julio,
festividad del patrón, cae en domingo. Y esta novela recorre el
Camino de Santiago llevado a cabo por una comitiva procedente
de Bretaña, Francia, allá por el año 1.000. Todos hemos oído en
alguna ocasión el terror que pareció desatarse entre amplios grupos
de población en aquellas fechas, convencidos de que dicho año
significaba el Fin del Mundo. La imagen que mejor refleja dicho
estado de ánimo son los famosos flagelantes, que recorrían los
caminos azotando sus cuerpos y anunciando el Apocalipsis,
personajes que también aparecen en la trama.
Curiosamente, y según se desprende de la lectura, muchos ciudadanos
no tenían conocimiento de vivir en tan señalada fecha, pues en
algunos reinos los años se contaban teniendo en cuenta el tiempo
que llevaban gobernando sus señores (tercer año del reinado del rey
Robert, séptimo año del reinado del rey Enrique…). No es sino
cuando está en territorio castellano cuando la comitiva conoce ese
detalle, y otros muchos que la autora se encarga de ir desgranando
a lo largo del viaje.
Tal vez ése sea el mayor logro de esta obra, el reflejo de una
sociedad que se desplazaba raramente y que, al hacerlo, descubría
usos y costumbres muy alejados de los propios. Y el lector asiste a
ese descubrimiento a través de los ojos de doña Poppa, condesa de
Conquereuil. Viuda y con dos hijas, una de ellas enana, la mujer
decide peregrinar a Santiago de Compostela para pedir por su
pequeña y para cumplir uno de los últimos deseos de su fallecido
esposo.
Resulta especialmente llamativo el preparativo de la comitiva que
había de recorrer tan enorme distancia. No sólo formaban parte de
ella la condesa, sus hijas, sus doncellas, y los soldados de rigor,
sino también un importante número de criados. La expedición estaba
formada por infinidad de carros y animales en los que se
transportaban los víveres, los utensilios de cocina, ropa, tiendas
de campaña, armas, calzado y bebida, pero también había un carro
que llevaba los fogones, otro que transportaba una jaula para
encerrar a algún revoltoso o algún ladrón, otro con una imagen de
Santa María, uno más que llevaba el horno para hacer pan y, por si
eso fuera poco, la señora se empeñó en llevar el lit-clos de su
alcoba, donde había dormido su esposo. Para los que no sepan qué es
el lit-clos, les diré que se trata de un armatoste de madera que
hace de cama, armario, baúl y banco al mismo tiempo y que debe
pesar una tonelada. En fin, que la señora quería dormir en su cama
y en ninguna otra durante el camino y no hubo quien lograra hacerla
cambiar de opinión. Doscientas personas partían del norte de
Francia con ese bagaje y curioso habría sido verlos por el camino,
más de dos mil millas viajando por unas calzadas que nada tenían
que ver con nuestras carreteras actuales.
Pero, vamos, que los caprichos de la condesa que a nuestros ojos
parecen absurdos, no debían serlo tanto en aquella época, en la que
los viajes se hacían eternos y el que más y el que menos quería
llevarse media casa consigo, por aquello de no extrañar mucho el
hogar mientras anduviese errante.
Otro de los puntos destacados de la novela versa sobre la enorme
religiosidad de aquellas gentes y aquella época, donde aseguraban
ver
brujas y demonios en todo lo que eran incapaces de explicar,
como sucede con los defectos físicos de Lineta, la hija menor de la
condesa. Pero también queda patente en la infinidad de iglesias,
monasterios, catedrales o capillas en las que se detienen durante
el camino, en la ciega creencia en las reliquias que les salen al
paso, en las supersticiones, los santos, los ritos y todo el
entramado que componía por aquel entonces la práctica de la
religión católica.
Por último, destacar también el marco político del momento, que la
autora hilvana con la trama de forma magistral, ya sea en tierras
francas o en las hispanas. Cobra especial relevancia la figura de
Almanzor que, aunque no aparece físicamente en ninguna escena, es
nombrado con frecuencia a raíz de los enfrentamientos que mantiene
con los cristianos. El miedo a los árabes, y en menor medida a los
bandidos, es una amenaza que se cierne sobre la expedición durante
todo el trayecto, una expedición que irá menguando sus miembros por
distintas razones a medida que se aproximen a su destino.
"
La Estrella Peregrina" es, en suma, un
libro de viajes y una novela de costumbres, y esencialmente una
novela histórica, escrita con una prosa que evoca el castellano
antiguo y que nos convierte, siquiera por unas horas, en peregrinos
del Camino de Santiago.
Pilar Alonso Márquez
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Comentario de los lectores:
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