Chanel, cocaína y Dom Pérignon

Opinión:

No es la primera vez que Loquillo cambia el micro por el bolígrafo y el papel. Desde hace unos años está publicando sus memorias musicales que simulan un poco a las novelas por entregas del siglo XIX. Las inició en 2018 con "El chico de la bomba" y las finaliza por el momento con "Chanel, cocaína y Dom Pérignon" publicados todos ellos por Ediciones B dentro de su colección de No Ficción. No son libros muy largos, este último tiene 166 páginas, por lo que creo que hubiese sido mejor publicarlos todos en un único volumen.

Este es una continuación del anterior, "En las calles de Madrid", y se centra en 1986-87, en el momento en el que Loquillo y Los Trogloditas empiezan a tener un éxito más masivo, no solo entre los rockers. Nos habla de su regreso a Barcelona tras su etapa madrileña. Narra sus recuerdos a todos los niveles por lo que no es solo una crónica musical lo que hay en este libro, también lo es política y social. Loquillo retrata a la Barcelona de mediados de los 80, una ciudad que empieza a cambiar, que musicalmente nada tiene que envidiar a Madrid, donde La Movida ya ha acabado. En Barcelona, el movimiento rocker es fuerte y se traduce en la aparición de muchas bandas, como los propios Trogloditas o Los Rebeldes.
La escena rock barcelonesa empieza a ser palpable con importantes conciertos celebrados en salas míticas como Bikini.

La música que hacen Loquillo y los Trogloditas empieza a salir de los círculos rockers para hacerse más popular. Sus apariciones en la tele, tanto en la nacional como en TV3, empiezan a ser más frecuentes. Su música suena en programas como "Tocata" y son reclutados para participar en "La Bola de Cristal". Con ellos, la música rocker llega a sonar en las radios comerciales como Los 40 principales. Loquillo y su banda siguen dando conciertos, compartiendo cartel y fiesta con otros iconos como Gabinete Caligari (con quienes se fue de fiesta por la zona de Barraca y Chocolate cuando estuvo en Valencia).  El Loquillo que aparece en estas memorias tiene aún 25 años. Junto al éxito se une el descontrol producido por las drogas y el alcohol. No oculta nada. Estas memorias son un acto de sinceridad, tanto con el lector en general como con su público en particular. Habla de música, de fiesta, juergas y de amor. En este momento, conoció a una persona especial: la Divina. No sabemos su nombre porque no lo dice, tan solo que es de un País del Norte (en referencia, también, a la canción de Bob Dylan) 

Reconozco que esta clase de libros de recuerdos o memorias, me gustan, especialmente si se centran en una época conocida o vivida como son los 80 en este caso. Muchas de las cosas a las que Loquillo hace referencia las conozco, así que en parte, te sientes más identificada. Me gusta el retrato que hace de la Barcelona del 86-87, de los cambios que empiezan a darse. Se nota ante todo que es sincero, que no adopta una actitud de postureo. He encontrado, o al menos me lo ha parecido, a un Loquillo comedido, relajado. Puede que en ello tenga algo que ver la perspectiva de los años. Mirar desde sus 58 al Loquillo de 25. También se aprecia un cierto arrepentimiento en algunos comportamientos o actitudes. Una de las que más me ha llamado la atención es la de que reconozca que no le molestaban los Mods, que le gustaba su música y las Lambrettas. Hay que recordar que él es rocker y, según la leyenda, Mods y Rockers son rivales.

A mí me gusta Loquillo, pero desde el punto de vista literario, creo que Sabino escribe mejor. "Chanel, cocaína y Dom Pérignon" no es malo, pero Ediciones B ha cometido un error: no corregir antes el texto. Se les han escapado varios errores tipográficos, el que más me ha llamado la atención y ha hecho que "se me ponga el pelo de punta" como coloquialmente se dice, es el que parece en la página 101, donde en vez de poner "L'Eliana" se ha escrito "Iliana". Puede que para alguien que no es de Valencia pase desapercibido, pero no para los de aquí. El texto no es tan largo para no haberse dado cuenta.

Está escrito a texto único, sin capítulos, da la sensación de que ha sido escrito de un tirón. Es una lectura muy rápida que logra enganchar al lector. Se aprecia que va dirigido principalmente a los seguidores de Loquillo, pero creo que no debe ser así. Creo que es una lectura para todos. No solo atrae por el carisma de su autor, también es una interesante crónica cultural, social y política de la Barcelona de finales de los 80. La edición, teniendo en cuenta lo que he dicho en el párrafo anterior, debería de haber estado un poco más cuidada no solo a la hora de revisar bien el texto y corregir los fallos, sino de añadir algún plus como puede ser alguna que otra imagen. En comparación con otros libros similares, sin ir más lejos el que acaba de salir sobre Enrique Urquijo, queda un poco pobre, te quedas con esa sensación de que le falta algo.

¿Lo recomiendo? Pues sí, no solo puedes conocer algo más a Loquillo, sino cómo fue una época, cómo en los 80 no solo había pop, la música no era solo Mecano, sino que había una esencia rocker que bebía de los 50's y que, con bandas como Loquillo y los Trogloditas y Los Rebeldes, iban abriendo camino a otras.

Ysabel M.