Anika entre libros

El dragón de hielo. Ilustrado

Ficha realizada por: Patricia Rubiera
El dragón de hielo. Ilustrado

Título: El dragón de hielo. Ilustrado
Título Original: (The Ice Dragon, 1980)
Autores: George R. R. Martin, Verónica Casas
Editorial: Montena
Colección: Libros Ilustrados


Copyright:

© George R. R. Martin, 1980

© Montena, 2012

© Ilustraciones de Verónica Casas, 2012

Traducción: Ignacio Gómez Calvo
Ilustraciones: B/N
Edición: 1ª Edición, Octubre 2012
ISBN: 9788484419945
Tapa: Dura
Etiquetas: mitos cuentos dragones fantasía género fantástico leyendas libros ilustrados literatura estadounidense 14 años 9 años 10 años 11 años 12 años 13 años
Nº de páginas: 70

Argumento:

Ada es una niña de invierno, nació durante la peor helada que se recuerda en la región, es introvertida y un tanto extraña. Pero Ada es feliz a su manera porque sabe que cada año, con las primeras nieves, vendrá a visitarla su amigo el dragón de hielo. Lo malo es que una terrible guerra se está dando en su territorio y la gente se verá obligada a migrar al Sur, pero la pequeña no está dispuesta a abandonar a su especial visitante anual.

 

Opinión:

 

El auge del fantástico en la literatura ha propiciado que varios escritores, noveles o no, se lancen a escribir novelas de este género. El resultado de todo esto es, en ocasiones, obras de escasa calidad, semiplagios, o lugares comunes que vienen acompañados de una falta de estilo que asusta. Parte de la "culpa" de ello la tiene George R. R. Martin y su exitosa saga "Canción de Hielo y Fuego"; lo que no saben muchos de estos autores que se han propuesto escribir la novela definitiva sobre fantasía, es que Martin empezó como escritor de relatos, lo que le propició un estilo pulido y definido, además de una economía descriptiva más que necesaria en sus largas obras. Un ejemplo de lo bien que se puede condensar una historia en menos de cien páginas es "El dragón de hielo".

Una emotiva y enternecedora historia que tiene como protagonista a una chiquilla diferente, un animal mitológico distinto a como le solemos conocer habitualmente, y una guerra por desgracia similar a cualquiera de las que se han dado en el mundo, son suficientes para conmover al lector a la vez que lograr su disfrute.

Lo diferente, lo inusual, todo aquello que nos provoca rechazo y miedo, nuestra infinita estupidez para rechazarlo sin darle la más mínima oportunidad, quedan en evidencia en estas páginas. "El dragón de hielo" nos habla de la necesidad de ser más abiertos de miras, de no prejuzgar las cosas, las personas, los animales, sólo basándonos en ideas y experiencias de otros, de que a veces, aquello que marca la diferencia es lo que nos ayuda a liberarnos en todos los sentidos. Con la humanidad que caracteriza a todos los personajes del autor, comprendemos que para demostrar ciertos sentimientos nos tienen que ser demostrados con anterioridad, no se puede pedir nada que no se haya dado antes a los que nos rodean y que, por desgracia, tenemos que experimentar la desolación, la pérdida y el desamparo para poder empatizar con los demás.

Del mismo modo se nos pone de manifiesto que la amistad incondicional no entiende de sacrificios o más bien lo entiende tan perfectamente que es un precio barato a pagar para lograr la felicidad del otro; puede que no entendamos al momento el motivo que lleva a alguien (o algo) a realizar ese acto carente de egoísmo que termina por causarnos dolor, pero cuando lo asimilamos vemos el mundo y las relaciones con otros ojos. Por eso "El dragón de hielo" es una pequeña lección de todo eso que llamamos vida, con sus alegrías y sus tristezas, sus pequeñas decepciones, sus pequeños avances, porque no hay nada pequeño en realidad, todo tiene un valor enorme si lo medimos en la proporción adecuada y, al final, siempre nos quedará lo más grande de todo, el recuerdo, aquello que no nos podrán quitar a lo largo de nuestra existencia.

En este gélido viaje nos acompañan las preciosas ilustraciones de Verónica Casas. Realizadas a carboncillo realzan el esplendor del invierno a la vez que la calidez de los personajes protagonistas, donde la naturaleza cobra un papel relevante y nos ayuda a imaginar más vivamente lo que el escritor nos cuenta. Están tan llenas de detalle que consiguen que nos detengamos varios minutos en su contemplación para descubrir que se esconde en cada centímetro de la lámina.

Puede que muchos escritores sigan acometiendo la labor de escribir cientos de páginas para narrar una historia, a unos pocos privilegiados les basta con menos de un centenar para emocionarnos. Y es que, quizá, los dragones bailen, escupan fuego, destruyan lo que amamos, pero siempre habrá quien miré más allá y encuentre "El dragón de hielo" que nos ayude a escapar de la terrible realidad que nos rodea proporcionándonos felicidad, lo malo es que no todos los ojos están dispuestos a descubrirlo.

Patricia Rubiera

 

 

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