Treinta noches con Olivia

Opinión:

La portada sigue ese estilo que se está haciendo habitual y que parece repetirse en los últimos títulos publicados. Eso ya nos avisa que en su interior también habrá similitudes, al menos en lo que respecta a algunas de las circunstancias del protagonista masculino. Al menos, como se advierte ya desde el principio, rápidamente entramos en una normalidad más habitual y la historia tiene el punto de realidad que nos hace pensar que sí puede ocurrir.

Lo que es posible que choque un poco es el lenguaje, que resulta brusco, soez en ocasiones y no sólo en los momentos íntimos; ahora bien, no estamos ante una novela romántica al uso. Y el escenario principal, ubicado en el páramo castellano en pleno agosto, no da tampoco muchas opciones para andarse con lindezas de salón. Claro que no es la parte femenina, natural del lugar, la que va solamente en ese estilo, sino que la parte masculina, por muy británica que sea, se dejó buena parte de modales en la City.

A medida que lees el libro, da la sensación de que a Noe Casado le gusta mantener un punto de intriga en la trama. Tiende a dejar algún aspecto a medias, dejando que la sorpresa se resuelva más tarde. A veces pasan unos cuantos párrafos, pero en otras pueden ser varias páginas. Pero es que primero lo deja ahí, bien claro y a la vista, sin nada más para cambiar a continuación de enfoque o de tema y no es hasta después cuando descubre de qué iba aquello. Es algo que en la novela negra tiene bastante cabida, aunque expuesto con sutileza para que solo sea una impresión, mientras que aquí llegas a pensar que era algo sin sentido hasta que lo recupera y, casi siempre, piensas que no merecía tanto misterio.

Un aspecto interesante, y también sorprendente, es la forma como se presentan en "Treinta noches con Olivia" los pensamientos y reacciones de los protagonistas. Están mostrados en tiempo real mientras interaccionan entre sí, tanto en los diálogos como en los silencios. El resultado es que hay muchas veces en que cada párrafo, que puede ser muy corto, incluso de unas pocas líneas, pertenece a uno de los personajes. Claro que normalmente la identificación es lo bastante clara y no despista en absoluto, aunque sí es algo que incrementa la sensación del ritmo con ese cambio sucesivo de enfoque.

En lo que sí destaca es en el tratamiento del erotismo, presente en la novela desde el momento en que se encuentran los principales protagonistas. Un choque entre personalidades diferentes que discuten, pelean, juegan y... sí, también hay escenas con encendidas descripciones. Pero lo mejor es que en todos esos momentos existe y se manifiesta la tensión sexual entre ellos. De una forma natural, cotidiana, sin artificios ni tópicos.

"Treinta noches con Olivia" es una novela erótica que destaca sobre otras por sus personajes son de carne y hueso, cuya cercanía y realismo nos dejarán plenamente satisfechos. 

Selin