Cómo ser padre primerizo y no morir en el intento

Opinión:

Los miles de oyentes y seguidores de Frank Blanco están de enhorabuena con la publicación del primer libro de uno de los referentes del humor radiofónico en España. Siguiendo la consigna principal de su actual programa en Cadena Dial, Blanco "se atreve" con el apasionante y complejo mundo de la paternidad, para narrarnos la historia de su primera experiencia como padre. Desde el momento en que descubre, junto a su pareja, el embarazo, nos cuenta los difíciles momentos del parto y los doce primeros meses de vida de su primer hijo, Mateo. 

El estilo del texto es evidente deudor de la personalidad de su autor: agilidad, frescura, y humor sencillo, cercano al lector. Las anécdotas que nos presenta Frank Blanco combinan el universo de la paternidad con los juegos de palabras y mínimas críticas sociales o políticas. Así, en numerosas ocasiones tenemos la impresión de estar leyendo el guión de alguno de sus conocidos programas de radio.

Aun así, el libro da problemas en cuanto a sus auténticas pretensiones. El autor indica que solamente desea mostrarnos un relato de su propia experiencia, sin ánimo de adoctrinar, pero el texto está repleto de "Blanconsejos", pequeños cuadros en los que el autor sugiere a los potenciales padres cómo actuar en determinados momentos críticos: los cambios físicos y emocionales de la mujer, las contracciones, el parto, los primeros dientes, el cambio de pañales, etc. Y es, precisamente en estos momentos, cuando el texto puede resultarnos más o menos molesto, según el talante con que nos tomemos su lectura.

Y es que Frank Blanco abusa del sarcasmo calificando a la embarazada de "Gremlin" discutidor y enfurruñado; sostiene literalmente que el pequeño no es un verdadero ser humano con el que interactuar hasta que no cumple los 9 meses; emite juicios no exentos de sexismo con respecto al parto, el expulsivo del bebé, la lactancia o la toma de decisiones. Y, finalmente, podemos llegar a concluir que la figura paterna es, exclusivamente, un espectador  de la relación entre madre e hijo, que disfruta de lo mejor del bebé, pero tiene como únicas responsabilidades el cambio de pañales o los paseos y juegos en el parque. No es, en suma, un libro que ayude a afrontar con realismo y madurez la experiencia que retrata.

Aun así, y leído como anecdotario y texto de humor, podemos quedarnos con la ternura con que el autor se refiere a los pequeños instantes en que la experiencia de ser padre se convierte en un milagro (las sonrisas, los juegos, los besos, etc), o con las graciosas referencias al comportamiento de amigos y familiares ante la noticia de la llegada al mundo de un nuevo ser.

Un libro, en suma, escrito para deleite de los seguidores de Frank Blanco y para aquellos lectores que gustan de libros de ágil lectura, con humor sencillo y de fácil comprensión.

Bego Camblor