Por nada del mundo. Un amor de Cioran

Opinión:

El detonante de la relación entre Friedgard Thoma y Emil Cioran fue una castaña. Como ella explica nada más empezar "Por nada del mundo", la glosa biográfica de sus epístolas, Thoma se atrevería a escribir una carta al filósofo rumano tras leer el famoso aforismo sobre la castaña contenido en "Del inconveniente de haber nacido". Aquella primera carta era sencilla: elogiaba el pensamiento de Cioran y la agradecía su escritura demoledora, con la que tanto empatizaba aquella joven nacida en Colonia y profesora de filosofía y literatura alemana. Poco a poco, se iniciaría entre ambos una relación epistolar cuya dinámica consistía en la lamentación compartida, los comentarios sobre la vida cotidiana y el continuo intercambio de lecturas y aprendizajes intelectuales.

Las cartas no tardaron mucho en alternarse con las llamadas telefónicas, que permitían una expresión más cercana y familiar. En abril de 1981 se daría el primer encuentro entre Cioran y Friedgard Thoma en París, una primera velada tranquila, casi indiferente y banal, en la que la vida transcurriría realmente en el interior de sus protagonistas, como revelan las cartas de los días siguientes. En efecto, las cartas entre ambos se tiñeron en aquel momento de un tono desenfadado, pícaro, aunque no me atrevería a calificarlo como erótico. Había nacido una pasión que los acompañaría de por vida. A partir de ese momento, Emil Cioran y Friedgard Thoma volverían a encontrarse en muchas otras ocasiones, ya como amigos íntimos, e incluso llegarían a veranear juntos con el hijo y el exmarido de Thoma, Günter Schulte. También ella conocería y mantendría una relación cordial con Simone Boué, compañera sentimental que siempre se mantuvo fiel al filósofo rumano.

Quienes se acerquen a "Por nada del mundo" no encontrarán, frente a lo que uno podría suponer, la intelectualidad filosófica que sí ofrecen otros libros de Emil Cioran. En este caso, se trata de una visión humana y personal del filósofo, descrito en palabras de una de las personas que mejor lo conoció en vida. La narración y glosa de Friedgard Thoma sirve en "Por nada del mundo" como hilo conductor, como trama de una relación íntima y pasional entre dos seres acomplejados por un mundo que no comprendían. Si algo sí pueden esperar los lectores es la expresión del amor más pesimista -rozando el nihilismo-, que expresaría Cioran en halagos tan bellos como: "Es mejor el infierno con usted que la bendición sola".

Darío Luque