paul mccartney. la biografía

Opinión:

Todo el mundo ha escuchado (y seguramente amado) no una, sino quizás muchas de sus canciones, con esa sencillez, esa belleza y esa facilidad para crear melodías sin esfuerzo. Canciones que forman parte del imaginario colectivo de varias generaciones, primero y sobre todo con los Beatles y después con los Wings o en solitario. Estamos acostumbrados a verlo por la televisión o en la prensa con sus ojos saltones y su eterna sonrisa, recibiendo premios o promoviendo causas sociales; hemos visto millones de fotografías suyas con los Beatles y sin ellos; en los últimos años ha sido incluso un asiduo de las páginas del corazón, con sus romances y rupturas millonarias. Y sin embargo, ¿quién conoce realmente a Paul McCartney? ¿Qué sabemos de él, al margen de su impresionante trayectoria musical? Incluso en ese aspecto, durante muchos años la crítica musical más snob ha menospreciado su importancia capital en la creación, auge y desarrollo del grupo musical más importante del siglo XX en detrimento de la figura mítica de John Lennon, cuya genialidad, desde su horrible muerte, nunca ha sido cuestionada.

Con un elogiable trabajo de documentación y una profusión de citas literales extraídas de entrevistas actuales y pasadas, Peter Ames Carlin trata de saldar algunas deudas pendientes. Y lo hace de la mejor manera posible, a través de un fascinante relato que si por algo destaca es por su objetividad. No se trata de un panegírico, ya que en él se cuentan sus grandezas pero también sus miserias. No olvida que un precoz y jovencísimo Paul corrigió la manera de tocar la guitarra del por entonces líder de los Quarrymen, el rebelde John Lennon, que pulsaba las cuerdas de una extraña manera antes de conocer a Macca. Tampoco olvida su determinación y liderazgo musical así como su ingenio, imaginación y contribución a las obras maestras de los Beatles, incluso en canciones a priori de John Lennon como “A day in the life”. No obvia que fue el que tiró del carro cuando John decidió dejar el barco desanimando a los demás con su cada vez más errática actitud, Como tampoco evita hablar de su enfermizo perfeccionismo en las grabaciones, obligando a la repetición de las tomas hasta que sonaran como él quería, su vanidad, los celos profesados a Stuart Suttcliffe en Hamburgo, cuando le robó el papel de alma gemela de John, o sus ataques de ego en su particular relación amor/odio con John Lennon y con el resto de los Beatles. Por no hablar de su actitud dictatorial y cicatera con su banda post-beatle, Los Wings, a los que prácticamente trataba como comparsas asalariados. El excesivo materialismo y la continua necesidad de reconocimiento personal siempre fueron dos de sus talones de Aquiles, y no se obvian precisamente en esta biografía.

El retrato que el autor hace de Paul McCartney es el de una persona inteligente y precoz, con un talento musical natural y una autodeterminación, una fe en sí mismo y una ambición que provocó su llegada a lo más alto desde los orígenes más humildes. Carlin teoriza sobre un aspecto de la personalidad de Macca, que florece sobre todo desde la pérdida prematura de su madre, por el cual Paul creó una armadura emocional para evitar ser dañado por los demás, lo que en muchos casos le otorgaba una falsa imagen de frialdad e indiferencia. Superviviente nato desde muy joven, Paul era consciente de la necesidad de una buena imagen para triunfar, por lo que siempre trataba de mostrarse amable y diplomático con todo el mundo, sobre todo con aquellos que podían beneficiarle socialmente. No es de extrañar por tanto que aquel chico pobre del número 20 de Forthlin Road acabara convirtiéndose en un caballero culto y refinado, capaz de componer oratorios, pintar arte abstracto o dominar la vanguardia. De mente abierta, curiosidad infinita y un encanto innato con los demás, a Paul no le resultó difícil ascender socialmente en poco tiempo.

Al contrario de la biografía de John Lennon de Philip Norman, este libro habla largo y tendido, como no podía ser de otra forma, de la compleja relación entre Paul y John, dos individuos de personalidades contrapuestas que se complementaban de tal forma que sólo daban lo mejor de sí mismos cuando estaban juntos. Ambos se admiraban, se influenciaban y se motivaban mutuamente, incluso en los peores momentos de distanciamiento y rencor. Paul era más racional y John más impulsivo; John más atrevido y Paul más formal, pero en realidad eran las dos caras de una misma moneda, las dos partes de un cerebro genial. Tras la ruptura de The Beatles, pero sobre todo, tras la muerte de John, Paul notará que una parte de sí mismo se fue con él.

Las partes más emotivas del libro tienen que ver con los momentos más bonitos pero también más duros de su vida personal, en especial el relato de la enfermedad de la mujer de su vida, Linda Eastman. A pesar de su natural promiscuidad, favorecida por la gigantesca popularidad, Macca supo encontrar a una mujer que le dio la estabilidad sentimental que necesitaba, una persona con la que por fin se pudo quitar su “armadura” y con la que pasó los momentos más felices de su vida. Con ella formó una familia que le devolvía a la realidad en los momentos de mayor egolatría, y a los que educó en la sencillez y la normalidad. En los momentos más difíciles de la enfermedad de Linda, encontramos al Macca más humano, al más tierno y sensible.

Sin una religión confesada ni una fe reconocida, Paul McCartney encontró el refugio en sus peores momentos en lo que mejor se le daba: la música. Tras la muerte de su madre Mary o sobre todo tras la pérdida de Linda; tras la separación de la urraca Heather Mills, y antes tras la ruptura de su sueño con The Beatles… el consuelo sólo lo encontró en la música, una música que para sus fans, legión en todo el mundo, suena como música celestial.

El libro entusiasmará a los fans más acérrimos y sorprenderá a quienes aún piensen que John Lennon era el único Beatle imprevisible. Recomendable por tanto para todos aquellos que quieran conocer un poco más a una leyenda viviente. 

Jorge Borondo