Anika entre libros

Un jardín en Brujas

Un jardín en Brujas

Título: Un jardín en Brujas
Título Original: (La petite dame en son jardin de Bruges uit, 1996)
Autor: Charles Bertin
Editorial: Errata Naturae


Copyright:

© 1996, Charles Bertin

© 2015, Errata Naturae

Traducción: Vanesa García
Edición: 1ª Edición: Junio 2015
ISBN: 978-84-15217-94-7
Tapa: Blanda
Nº de páginas: 152

Opinión del librero:

Relato autobiográfico donde Charles Bertin (1919-2002), uno de los más prestigiosos escritores belgas del siglo XX, evoca las vacaciones de verano de su infancia, transcurridas en Brujas, en casa de su abuela. Hijo único, en 1925 sus padres decidieron enviarlo con ella para que la acompañase en su reciente viudedad. Desde ese año hasta 1932, pasaron juntos los meses veraniegos en una mutua complicidad que mucho tiempo después, en 1996, queda plasmada en estas páginas como prueba del recuerdo inolvidable que de ellas conserva...

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Argumento:

Delicadeza y precisión, imaginación y vida. Charles Bertin escribió esta suerte de novela autobiográfica, este relato memorialístico emocionante, en estado de gracia, ofreciéndonos uno de los mejores textos de la literatura belga del siglo XX.
Pocas novelas han narrado el «gran mundo» que puede encerrar un «pequeño jardín» como ésta. Jardín de la memoria, jardín de recodos y escondrijos en los que aún habita, más misteriosa y colorida que nunca, la infancia. Territorio en el que encontrarse de nuevo, volviendo la vista atrás, con la intimidad de una abuela, que es, sobre todo, compañera de aventuras, descubridora del mundo, cómplice en las primeras lecturas e incluso consoladora de tristezas; y también, al mismo tiempo una «pequeña dama» comprometida con su tiempo, con la vida de las demás mujeres, humilde y poderosa a la vez, una conciencia viva, un verdadero referente moral: es decir, una anciana con la misma energía que un niño.
Para el pequeño Bertin pasar los dos meses de vacaciones con su abuela en Brujas supone, cada verano, la recompensa suprema a sus esfuerzos escolares. La abuela Thérèse-Augustine, frustrada por haber sido retirada del colegio demasiado joven por un padre que privilegió la formación de sus hijos varones, y siempre ávida de aprender, arrastra a su nieto a los inmensos territorios del saber y el amor a la existencia. Es ella, sin ninguna duda, quien da vida y puebla este jardín, quien comparte la infancia de su nieto para insuflarle su magia y su tesón.
Delicado pero no blando, intimista pero no ensimismado, este doble retrato está construido con una ternura, valga la paradoja, «punzante». No hay aquí, gracias a una prosa ejemplar, digresiones gratuitas, melancolía de escaparate: todo lo que se dice en este libro es exacto y verdadero; y, además, bellísimo.

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