Ningún viajero vuelve

Opinión:

"Ningún viajero vuelve" es la nueva novela de Juan Miguel Aguilera, de quien ya había reseñado "Arcología" y que ha sido publicada, como la anterior, por la editorial Reino de Cordelia en un volumen de tapa blanda.

La narración está desarrollada siempre en tercera persona, y sigue los movimientos y acciones de los personajes, centrada casi siempre en el protagonismo de Luis Cortés, un ilustrador que ha contratado los servicios de Azimut para un suicidio asistido en sus instalaciones de Suiza. El motivo que le ha impulsado a tomar esa decisión es un cáncer de pulmón que le está matando poco a poco, puesto que sigue minando su cuerpo, sin responder por completo al tratamiento, que supone seis meses de radioterapia, seguidos de otros seis de descanso para intentar recuperarse lo que pueda antes de repetir el ciclo de nuevo.

Hay algún otro personaje con cierto protagonismo, pues estará en el foco de la acción durante algún capítulo, lo que permitirá ofrecer una visión alternativa de lo que esté sucediendo, fuera del alcance de Luis Cortés, aun sin que trascienda mucho más allá.

La sobrecubierta del libro muestra lo que sería una representación de un momento de la narración, un tanto avanzado, que también puede observarse, con un cambio sustancial, en la portada; otra representación, de un momento diferente, está en la contraportada. Por más que sea un adelanto de lo que vaya a ocurrir, no perjudicará la experiencia lectora, aunque sí que definirá lo que se pueda imaginar al llegar a esos puntos de la lectura.

Esta aclaración viene al caso de que en esas experiencias, las que tendrá el protagonista y otros personajes, habrá una cierta subjetividad, pues el tránsito a la muerte tiene bastante de sensación íntima y personal, por lo que podrá pasar que las reacciones y percepciones sean diferentes de unos a otros.

Que eso es algo que se intenta objetivar con los experimentos en que participa el protagonista, junto con otras personas voluntarias, ya que lo que se busca con esa investigación es conocer y comprender lo que ocurre tras la muerte, parametrizando su estado con la mayor coherencia posible, para lo que se idea una situación de muerte real, sin que sea definitiva. No obstante, ese es un asunto controvertido, pues resulta muy parecido a una ECM, experiencias cercanas a la muerte, y que se presente como una superposición cuántica puede ser definitorio, pero en el ánimo lector puede quedar un residuo de incredulidad.

De todas formas, el proceso está muy bien razonado por el autor, que se esmera en profundizar en el aspecto científico del tema, de manera que consigue un discurso correcto y consistente, de manera que convencerá a una gran mayoría de lectores de la realidad de esa situación que trasciende la frontera de la muerte.

Mientras tanto, lo mejor es leer "Ningún viajero vuelve", con esa historia tan interesante y que no dejará a nadie indiferente, completada con una lectura muy atractiva.

Selin