natty

Opinión:

“Natty” es una conjunción de crítica, aventura y mística sazonada con algunas dosis de humor. Visualmente arrebatadora, la novela gráfica está llena de color y detalles en una gran parte, y quizás por eso sea tan evidente la falta de luz que se vive en la parte baja del reino. A los ojos del lector no será un problema ver lo que hay, pero lo que está claro es que el contraste resulta muy efectivo.
 
Los personajes son fantásticos aunque algunos de ellos tengan pizcas de realismo, empezando por la propia Natty, cuyas orejas puntiagudas son el toque exótico de su perfil femenino. En el reino veremos varios tipos de personajes, de ahí que uno de los pretendientes sea un jabalí que anda a cuatro patas y tenga un carácter de mil demonios y el otro posea una larga cola más típica de los monos que de los humanos. En los barrios bajos también nos regalan perfiles atípicos, pues al realismo (al ser humano como lo conocemos) le han añadido detalles repelentes. Todo ello porque aquí se habla de belleza entre otras cosas: Orquidistán es bello, la princesa es bella; lo que hay “abajo” es feo, está enfermo, ahí viven los intocables. Natty, en cambio, acabará allí cuando se enfrente a la decisión de sus padres de contraer matrimonio y ella misma comenzará a metamorfosearse. Un pequeño misterio que tiene más de simbólico que de realista.
 
Uno de los personajes a los que coges ternura es a su vaca de compañía, un animalito que actúa como un perro juguetón. Ojo al detalle del aspecto ambiental y místico de La India y al hecho de que la Vaca (además de los kool, seres que habitan otras plantas del reino) sea en cierta forma sagrada. De hecho, cuando comienzas la lectura, no puedes evitar acordarte de la historia de Buda y se percibe a Natty como un Buda femenino, aunque luego su historia corra otras aventuras.
 
En el fondo la historia se resume muy bien con algo ya dicho: crítica, aventura y mística sazonada con algunas dosis de humor, visualmente atractiva y con algo de romanticismo.
 
Anika Lillo