Anika entre libros

Moon Tiger

Ficha realizada por: Violeta Lila
Moon Tiger

Título: Moon Tiger
Título Original: (Moon Tiger, 1987)
Autor: Penelope Lively
Editorial: Impedimenta
Colección: Impedimenta


Copyright:

Copyright © Penelope Lively, 1987
Copyright de la traducción © Leonor Saro, 2025
Imagen de cubierta: Leslie, de Rebecca Aldernet
Copyright de la presente edición © Editorial Impedimenta, 2025

Traducción: Leonor Saro
Edición: 1ª Edición: Septiembre 2025
ISBN: 9791387641160
Tapa: Blanda
Etiquetas: recuerdos romance amor muerte mujeres ficción histórica narrativa libros premiados literatura inglesa novela reflexiones Londres siglo XX emociones hospitales pasado memoria pérdida
Nº de páginas: 288

Argumento:

Desde la cama de un hospital londinense, Claudia Hampton, célebre historiadora, periodista y cronista bélica, decide escribir una historia del mundo. Lo que aflora, sin embargo, es la historia secreta de su propia vida. Una vida indómita, contradictoria, voraz. Un mosaico de la memoria que se desgrana en teselas. De la infancia bajo la sombra de un hermano brillante y opresivo a los días abrasados por el desierto egipcio durante la guerra, de un amor tan fulgurante como imposible a una maternidad llevada con distancia y orgullo.

En esta novela magistral, Penelope Lively ―ganadora del Premio Booker en 1987 y finalista del Golden Man Booker― convierte a Claudia Hampton en una de las grandes heroínas literarias británicas del siglo XX. Una mujer indomable, fascinante, que se niega a ser amable ni a ofrecer el consuelo de una narración lineal. "Moon Tiger" es una meditación feroz y delicada sobre el amor, la pérdida, el tiempo y las historias que nos contamos para sobrevivir.

 

Opinión:

 

Ganadora del Premio Booker en 1987.

Hay novelas que no se limitan a contar una historia, sino que buscan sacudir al lector, hacerlo dudar de lo que entiende como memoria o como verdad. "Moon Tiger", de Penelope Lively, es precisamente eso: un retrato fragmentado de una vida que nunca se acomoda a las expectativas y que se atreve a cuestionar la forma misma en que recordamos. Claudia Hampton, su protagonista, es de esos personajes que se quedan rondando mucho después de haber cerrado el libro. No porque sea entrañable, pues, de hecho, puede resultar incómoda, arrogante, incluso hiriente, sino porque encarna con una intensidad inusual la contradicción de ser humano. Desde su lecho de muerte, dice que escribirá una historia del mundo, pero lo que en verdad compone es su propia historia del mundo, caótica, parcial, inevitablemente subjetiva.

La novela exige al lector tanto atención como confianza. No hay un hilo temporal lineal ni una única voz: Lively alterna entre primera y tercera persona, entre presente y pasado, como si Claudia intentara examinarse desde fuera de sí misma. Lo que podría parecer desordenado se convierte en un espejo exacto de cómo funciona la memoria: selectiva, irregular, llena de saltos y silencios. La estructura es uno de los grandes aciertos del libro, porque hace que la forma misma del relato dialogue con su fondo.

Claudia no busca ser aprobada ni comprendida. Se sabe brillante y no teme demostrarlo, aunque eso signifique incomodar. Su relación distante con su hija, su desdén por lo convencional, su mirada feroz sobre el mundo la convierten en un personaje fascinante por lo áspero y lo luminoso a la vez. Pero hay un punto de quiebre que atraviesa todo el libro: el breve romance con Tom Southern, en plena Segunda Guerra Mundial, en un Egipto polvoriento y vibrante. Esa historia de amor interrumpida por la guerra queda como una herida perpetua, un eje alrededor del cual giran los recuerdos de Claudia y que define lo que vino después. Lively, que conoció El Cairo en su infancia, lo describe con un lirismo nostálgico que intensifica la sensación de pérdida.

El libro no se conforma con hablar de amor y memoria. Aspira a abarcar lo histórico y lo íntimo: la guerra, el feminismo, el colonialismo, la maternidad, la muerte, el paso del tiempo. Puede dar la impresión de dispersión, con personajes que aparecen de forma casi simbólica, pero esa amplitud responde a la intención de mostrar que ninguna vida puede encerrarse en un relato único y ordenado. Lo que recibimos es un mosaico roto, pero cargado de verdad emocional. Y en medio de esa dispersión late la convicción de Claudia: que las palabras sobreviven, que la escritura es un modo de vencer al olvido.

Leerlo es aceptar que nuestras vidas también están hechas de fragmentos, que no hay una versión definitiva de lo vivido y que lo que recordamos nunca es inocente. En Claudia hay tristeza y orgullo, dureza y vulnerabilidad, y en su voz se refleja algo que nos concierne a todos: el deseo de dejar una huella, de que nuestra historia, aunque sea parcial y contradictoria, resista el borrado del tiempo. No es una novela fácil ni busca serlo, pero su fuerza radica precisamente en esa complejidad que la vuelve inolvidable.

Y al cerrar el libro, queda la sensación de haber acompañado a alguien que no pedía compañía, de haber escuchado una voz que se resistía al silencio. Claudia Hampton desaparece, pero las palabras persisten, como brasas que no terminan de apagarse. Y uno entiende que tal vez esa era su intención desde el principio: no ser recordada con ternura, sino con intensidad, como un destello que se niega a hundirse en la oscuridad del olvido.

Muy recomendado

*Publicado por Impedimenta.

 

Violeta Lila 

 

 

 

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