Mirando a un cielo silencioso

Opinión:

Me animé a leer "Mirando a un cielo silencioso" porque en su sinopsis la distopía que nos plantea me pareció curiosa y original.

Además, la novela fue seleccionada entre las diez novelas finalistas al Premio Planeta 2018, así que es un aliciente más para adentrarse en sus páginas.

Me ha llamado mucho la atención la manera que tiene la autora, E. Tejero Cebrián de narrar la historia. Nos va presentando a diferentes personajes de diferentes partes del mundo y su pequeña historia.

Esto nos puede resultar algo confuso al principio, sobre todo porque no le encontramos explicación, pero os aseguro que merece la pena seguir, al final todo cobra sentido. A mí la historia que me ha mantenido enganchada ha sido la de Sofía, a quién podemos considerar la protagonista principal. Es gracias a ella por lo que seguí leyendo, aunque al final, el resto de historias también me dieron curiosidad, y una vez conocidos los personajes y metida en barrena, leí los capítulos con más ganas.

Me gusta lo descriptiva que es E. Tejero Cebrián respecto a la historia personal de cada personaje y las situaciones de cada uno.

En "Mirando a un cielo silencioso" vamos a viajar por las diferentes partes del mundo y conoceremos diferentes culturas, amor y amistad, pero también la crueldad y el horror del ser humano.

En Irak con la guerra, los secuestros del Daesh, la pobreza, el miedo, los campos de refugiados o el engañar y traficar con personas por tener más alimentos o dinero, en resumidas cuentas, por sobrevivir y huir.

Pero la historia que más me ha chocado es la de Sun-Young y Seung-Ho, en Corea del Norte. El régimen tan estricto que tienen y cómo lo que ellos pueden considerar una traición implica acabar en un gulag y condenar también a tu familia. Son escenas muy duras, que nos van a poner la piel de gallina y que yo personalmente no conocía, por lo que la impresión ha sido mayor. E. Tejero Cebrián consigue que parezca que estés allí, no es difícil de imaginar, ni de comprar con un campo de concentración tipo Auschwitz. Hambre, miseria, deshumanización, crueldad... todo lo horrible que podamos imaginar, está allí.

Por otra parte, la distopía que E .Tejero Cebrián nos narra nos dará que pensar. Un nuevo fenómeno asola a la humanidad, lo llaman "la vinculación". Ocurre de manera aleatoria, un día te despiertas con recuerdos, sueños en tu cabeza. Pero no son sueños, sino que es como si hubieras vivido esa otra vida, pero no una vida pasada o reencarnación, sino que es en el presente, la otra persona también está viva. Además no sólo adquieres los recuerdos, también sus conocimientos e idioma.

Es un detalle muy curioso y creo que en "Mirando a un cielo silencioso" la autora ha sabido sacarle el máximo partido.

Por mucho que pensemos sobre algo, que nos queramos poner en el lugar de la otra persona, no es lo mismo que vivirlo en carnes propias. Todos podemos pensar en lo duro que puede ser perder a un ser querido, los horrores de vivir en medio de una guerra o estar en contra de una religión por nuestras creencias. Pero, por mucho que digamos "me pongo en tu lugar y lo imagino", no es así. Realmente no lo vamos a saber hasta que nos ocurre, por mucho que pensemos que es fácil de imaginar o de sentir.

De esta manera, con "la vinculación", sí que podemos saber lo que se siente, en carnes propias, y tal y como E. Tejero Cebrián nos va planteando a lo largo de la novela, sirve para ayudar, si "la vinculación" es la correcta. De esa manera, alguien en contra de los homosexuales, al vincularse con uno, puede sentir lo natural y lo maravilloso que es amar a alguien de tu mismo sexo, que no es diferente, ni es nada extraño. Ayudar con quién te has vinculado a escapar de la miseria, de la guerra, a encontrar a sus hijos, porque los sientes como propios. Acabar con miles de prejuicios sería posible, aunque como también veremos, las vinculaciones, por desgracia, no siempre salen bien.

En resumen, "Mirando a un cielo silencioso" me ha sorprendido por su originalidad y por los temas morales que nos plantea. Merece la pena leerlo y pararse a pensar cuando acabamos la última página.

Vane Gómez